«En Champions estamos en Champions»

Esposado con las manos a la espalda, el ex portavoz batasuno no estaba para muchos abrazos, así que ni corto ni perezoso Permach le plantó un beso en el cogote. Luego, liberado ya de los grilletes, los acusados se intercambiaron sonoras palmotadas.

La primera sesión de la vista estuvo exenta de incidentes, con los familiares, amigos y saludados de Otegi, a un lado, y el resto del público asistente, al otro, como suele ser habitual en estos juicios. El primer receso tardó poco en llegar y Otegi lo aprovechó para charlar con sus abogados y seguir saludando, desde la distancia, a sus fieles, que hasta le sacaron a colación la buena marcha de la Real Sociedad en su regreso a Primera División (séptima en la tabla a un punto de los puestos europeos). Ahí Otegi se vino arriba. «¡En Champions, estamos en Champions!», exclamó con una sonrisa de oreja a oreja como si estuviese en la grada de Anoeta.

De Joseba Álvarez nadie esperaba un titular, pero dejó una frase para el anecdotario hilarante del juicio. Intentando desmarcarse, como sus compañeros, de la organización del mitin, se limitó a decir que sólo sabía «que iba a haber apartados diferentes aparte del discurso de Otegi». Y apostilló de forma sorprendente: «Arnaldo Otegi no podía estar hablando durante tres horas y media, porque eso sería insoportable...». Seguro que Fidel Castro no lo contrataría como jefe de prensa.

Los dos Josebas no se resignaron a intercambiar sus nombres de pila en castellano, José Federico y José Jaime, como se empeñaba en nombrarles el presidente del tribunal. Permach protestó sin demasiado entusiasmo porque, confesó, «la verdad es que los dos son bastante feos».