Gobierno de España

El polizón

La Razón
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Estas extrañas primarias de Madrid y Valencia, que consisten en que el aparato del PSOE se pone a «hacer la cama» al candidato que no le gusta a Zapatero, acaban de expulsar a Antonio Asunción. Claro, que este señor es un ingenuo. Porque no reúne ni una sola de las características necesarias para destacar en política. Para empezar, fue ministro de Interior y dimitió a los cinco meses porque se le había fugado Roldán con la caja de los huérfanos de la Guardia Civil. ¿Dónde se ha visto en España que un ministro dimita y además por algo que él no ha hecho? Indica escaso amor al cargo. En segundo lugar, destacó al frente de Instituciones Penitenciarias. Fue implacable con ETA y satisfizo a derecha e izquierda con la política de dispersión de presos. No puede aspirar a nada quien apuesta por todos y se aparta del camino estrecho del sectarismo. Finalmente, y casi es lo peor, lleva trabajando diez años seguidos. Trabajando de verdad y ganando dinero con el sudor de su frente: repugnante ¡Antonio Asunción es un empresario de éxito con sus viveros de lubinas! No necesita la política para comer, lo que me hace sospechar que lo mismo hasta pretendía presentarse por Valencia por mero afán de servicio. ¿Cómo va a aceptar un partido a un sujeto que no depende del sueldo ni se aferra al cargo? De eso nada. Los partidos no pueden tolerar algo así. Los casos de Manuel Pizarro, María San Gil o Antonio Asunción educan sobre el modelo de representante político necesario en el siglo XXI en España: inútil laboralmente y, por lo tanto, ávido de sinecuras; sin convicciones profundas y, en consecuencia, obediente hasta el cinismo. Lo ideal es una ministra como Bibiana, con un currículo de medio folio escrito por papá y sin más recursos laborales que el cargo en el partido. El aparato te pone despacho y un carguito para tu novio y a vivir. Lo demás son polizontes de la política.