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F.C. Barcelona

La «Champions» de la marmota

Real Madrid y Barcelona sintieron ayer que el sorteo de octavos de final de la Liga de Campeones ya lo habían vivido antes. No fue exactamente igual que hace un año, pero casi, porque ambos se enfrentarán a enemigos que tuvieron en el camino el curso anterior.

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Los madridistas necesitarán de todas las dotes como psicólogo de Mourinho para ganar de una vez al Lyon y pasar, después de cinco temporadas sin hacerlo, a los cuartos de final. Esta barrera se ha convertido en un trauma para el Real Madrid, al que no le ha funcionado nada de lo que ha probado para ir más allá en busca de la décima Copa de Europa. El equipo blanco se siente más fuerte ahora y confía en su técnico, vigente campeón del torneo, para vengar la decepción de la temporada pasada, en la que un gol de Pjanic puso el proyecto de Pellegrini en fase terminal.

«Era el rival que más temía, porque jugar contra un equipo que busca revancha siempre es complicado y el Real Madrid va a hacer todo lo posible para borrar la última eliminación», decía el presidente del Olympique, Jean Michel Aulas, nada más conocer el emparejamiento. Los franceses se han enfrentado seis veces con el Real Madrid y todavía no han perdido. Los tres partidos en Gerland han sido triunfos del Lyon, que se ha llevado otros tantos empates del Bernabéu.

Hace un par de años que dejaron de monopolizar su Liga, y el mal comienzo de curso estuvo a punto de costarle el puesto a Claude Puel. Futbolísticamente no hay duda de que el Madrid es mejor, pero no hay muchos que quieran hablar de rival fácil teniendo en cuenta los antecedentes.

Lisandro López sigue siendo el alma ofensiva del equipo, tanto por sus goles como por su trabajo incansable. Es el primer defensor del esquema galo, en el que no acaba de encontrar hueco el último gran fichaje: Gourcuff, que tiene tanto talento como lagunas en su juego. El resto de importantes son los clásicos en el conjunto francés, con Cris o Reveillere en la defensa, y Toulalan, Makoun o Michel Bastos un poco más arriba.

El rival del Barcelona tiene más nivel, pero era uno de los que querían Guardiola y gran parte de los aficionados azulgrana. El Arsenal vuelve a cruzarse en el camino del Barça, como sucedió el curso anterior, aunque entonces fue en cuartos. La eliminatoria la decidió Messi con cuatro goles en el partido de vuelta, donde quedó claro que son dos púgiles parecidos en elegancia, pero con muchas diferencias en cuanto al peso de su pegada. Para el Barcelona es bueno tener enfrente un conjunto al que le gusta jugar bien al fútbol, y éste es precisamente el pilar básico del ideario de Wenger.

Si no hay contratiempos, Cesc Fábregas podrá finalmente volver al Camp Nou como capitán «gunner», algo que no pudo hacer el año pasado por lesión. Ayer, nada más conocer el rival, el «4» del Arsenal empezó a bromear con Puyol y Piqué en Twitter sobre su reencuentro. Wenger ve la eliminatoria «difícil, aunque no imposible», mientras Guardiola hizo lo de siempre, es decir, acabar con cualquier resto de autoconfianza: «Si no estás bien te pasan por encima. Es un rival interesante».

El Valencia recibirá la visita de Raúl, que llegará a Mestalla en febrero al frente del Schalke junto a Jurado y Sergio Escudero. De lo que había disponible, los alemanes son la opción más débil, aunque en Europa se han mostrado más sólidos que en la Bundesliga. Emery puede estar contento, porque la fragilidad defensiva pesa más que la experiencia de Raúl en los de Genselkirchen.

- La Liga Europa, muy dura. Es la segunda competición continental, pero los rivales de los equipos españoles son ilustres. El Sevilla puede decir abiertamente que el bombo fue cruel, porque le endosó en dieciseisavos de final al Oporto, el equipo más en forma del momento.

Todavía no ha perdido en ninguna competición, lidera la Liga portuguesa y se ha paseado en la fase de grupos. Es el claro ejemplo de bloque al que el torneo se le queda pequeño y si los de Manzano no suben el nivel de aquí a febrero lo normal es que caigan eliminados ante los lusos.

El Villarreal tampoco tuvo demasiada suerte y a pesar de ser cabeza de serie tiene la misión de eliminar al tercer clasificado de la Liga italiana. El Nápoles reinó en Europa con Maradona hace mucho tiempo y ahora se ilusiona otra vez mientras trata de luchar por el Scudetto. El argentino Lavezzi y el uruguayo Cavani son sus principales estrellas.