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El «pantojazo»

«Kiko, mi vida, no abandones, aguanta hasta el final» le dijo Isabel Pantoja a su hijo, y Kiko aguantó, por lo menos, hasta el lunes.

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Y es que el hombre no está precisamente en su mejor momento. Pese a la medicación y los alimentos que recibe, «Paquirrín» no soporta más el dolor debido al ataque de gota que sufre desde hace varios días. Por eso, el jueves anunció su intención de dejar «Supervivientes». A los responsables del programa y de T-5 un escalofrío les debió recorrer el cuerpo, ya que son conscientes de que el joven es el principal reclamo de esta edición del «reality». Kiko da mucho, pero que mucho juego. Prueba de ello son los estupendos datos de audiencia que está cosechando el programa conducido por Jorge Javier Vázquez, que en su última entrega rozó el 25% de media de cuota. El presentador, consciente de que peligraba su joya de la corona, no dudó en dirigir una flecha directa al corazoncito del muchacho. «Escucha esto Kiko», le decía desde el plató, mientras el público coreaba su nombre.


Regalo inesperado

Pero la mayor sorpresa de la noche estaba por llegar. Ante el desconsuelo del joven, la prima Anabel descolgó el telefóno y llamó a la «tita» Isabel para preguntarle si quería hablar con su retoño. El plató de «Supervivientes» se «caía» cuando la tonadillera dejó a un lado las rencillas personales con T-5 y con el propio Vázquez (y es que «Sálvame» y la cadena le han metido mucha «caña»), y entró en directo en el programa para hablar con su hijo, en un momento «pelillos a la mar». Kiko lloraba, la Pantoja también, y en la cadena se frotaban las manos por este regalo inesperado. Y es que en los siete minutos que duró la llamadita, con una alta carga lacrimógena, la audiencia se disparó por encima del 40%, como si de un partido de «la Roja» se tratara. «Es una pena que no puedas demostrar lo buen superviviente que eres por el problema que has tenido, pero Kiko, yo no te voy a decir que te quedes porque sé cómo te duele, mi vida. Tú soñabas con estar en ese lugar, pero mi vida, yo no quiero que sufras, pero sí te digo también, Francisco, que esperes hasta que te lo diga el médico, hasta que no puedas más. Te queremos con gota o sin gota, pescando o sin pescar», le decía entusiasmada Pantoja a su hijo. Las palabras de «mami» surtieron más efecto que cualquiera de los «voltaren» que Kiko Rivera se está metiendo entre pecho y espalda y se vino arriba. «Soy Pantoja y soy Rivera... y me voy a quedar», afirmaba Kiko, aunque se encargó de matizar que sí, aguantará, pero, de momento, sólo hasta el lunes. La apoteosis era total. Kiko se quedaba. Jorge Javier no pudo resistirse a intervenir en tan gran momento televisivo, y le preguntó a Pantoja –previo peloteo– «¿qué significa para ti ver cómo el plató de «Supervivientes» se viene abajo cuando Kiko Rivera decide que continúa?». «Me siento muy orgullosa, porque está demostrando ser un ser humano maravilloso», respondió la tonadillera, al mismo tiempo que mostraba su intención de ir a visitar a su «pequeño del alma» incluso en patera.