Europa

José Bono

Frases históricas

La Razón
La RazónLa Razón

La abrumadora y demoledora derrota electoral del socialismo ha llevado a sus principales dirigentes a pronunciar frases de relevancia histórica. Han perdido el poder pero han ganado en literatura. No alcanzan la cota de las sentencias de Churchill, Metternich, Fouché o Silvela, pero por algo se empieza. La de José Blanco, uno de los diseñadores de la campaña electoral, me ha impresionado sobremanera. «Nos damos por enterados de la seria advertencia de nuestros votantes». Muy inteligente y serena conclusión. El jinete alemán Hans Winkler, que fue campeón del mundo de hípica en varias ocasiones, participó en la Olimpiada de Roma de 1960. Era el favorito. Pero ante un obstáculo desagradable para el caballo, éste rehusó y Winkler superó sin dificultad la valla, pero sin caballo debajo. Voló con extrema elegancia. Y cayó de culo. Un periodista alemán le formuló una pregunta capciosa: –¿Qué se siente en estos momentos?–. Y Winkler respondió: –Se siente que me duele el culo–. Sentido común. Como el de José Blanco cuando afirma que se han dado por enterados de la advertencia de sus votantes. Reunión de lógica y belleza lingüística. Podría haber dicho «nos sentimos literalmente jodidos», pero esa frase, que aprobarían Quevedo, Góngora, Pérez-Galdós, Manuel del Palacio y don Camilo José, habría resultado excesivamente sincera en quien tiene a la sinceridad castigada en el rincón desde que se adentró en los espacios de la política. Y la de Antich, el derrotado socialista pancatalanista de Baleares. «No me esperaba un resultado así». Este pensamiento en voz alta conlleva el emotivo mensaje de la decepción. Antich, que con sus gobiernos compartidos por las fuerzas políticas más exóticas de las islas, a las que ha dejado hechas unos zorros, no se espere un resultado así dice mucho de su sagaz inteligencia y su sentido de la previsión. También Zapatero se ha unido al desparpajo de las sentencias históricas. «No podemos negar que hemos sufrido un retroceso». Califica de retroceso a lo que ha sido una demolición en toda la regla. Pero hay placer literario en la oración. Y como siempre, la palma se la lleva Tomás Gómez: «Es el momento de abrir una reflexión colectiva». Usa de la metáfora. Abrir reflexiones. Gómez considera que la reflexión es como una puerta. Y colectiva. Desea que todos sus compañeros compartan la derrota humillante de «Invictus». Simancas, con mejores resultados, dimitió la misma noche de las elecciones. Y Almunia, en las elecciones generales del año 2000 que ganó el PP de Aznar con mayoría absoluta, en su primera aparición ante la Prensa adelantó su dimisión. Gómez, que ha batido el récord del ridículo, se propone «abrir reflexiones colectivas» en lugar de irse a su casa de Carranque. Como siempre, sólo José María Barreda y José Bono, los dirigentes más cercanos a la moderna socialdemocracia que impera en Europa, se han dejado de frases históricas y han asumido el batacazo con absoluta naturalidad: «Una derrota del PSOE en toda regla», ha dicho Barreda, poco amigo de los disfraces, las metáforas y las cursilerías como «abrir reflexiones colectivas». Y ahora, ¿qué? ¿Van a apoyar a Zapatero para que culmine su legal e ilegítimo ciclo? ¿Se van a tirar los trastos a la cabeza? ¿Van a entronizar a Rubalcaba? ¿Permanecerá quieto Barroso? ¿Harán oídos sordos a las directas e indirectas que están recibiendo de todos los agentes sociales –sindicatos y cejeros excluidos–? En pocos días tendremos la solución. Mientras llega, sigamos disfrutando de las frases históricas de tan agudos mártires incomprendidos. Más no se puede pedir.