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Sarkozy por Gloria Lomana
Sorprende la extremada dureza con la que muchos periodistas de la izquierda española han arremetido contra Sarkozy culpándole de fomentar monstruos como el terrorista Merah. Desde periódicos, radios y televisiones españoles, se han lanzado discursos incendiarios responsabilizando a la derecha francesa de instigar los terribles crímenes. Tremenda barbaridad. Una tentación recurrente desde la izquierda española, la de llevar obscenamente el agua a su molino. Lo vimos con el asesino Breivik, quien se presentó como el «jefe de la Orden de los Caballeros Templarios» con ideología discutida, y aquí inmediatamente se le adscribió a la extrema derecha. Como también lo vimos con el atentado de Tucson contra la senadora del Partido Demócrata, causado por un joven que leía a Hitler y a Marx, un «enfermo mental» según los tribunales.
En los recientes crímenes franceses las críticas desde la izquierda española resultan aún más sorprendentes, por cuanto el socialista François Hollande se ha comportado moderadamente. No así la extrema derecha de Marine Le Pen, que ha acusado a Sarkozy de ser demasiado permisivo con los musulmanes.
Es hora pues de poner las cosas en su sitio. Sarkozy se presentó a las elecciones con la publicación de su libro de cabecera «La República, las Religiones, la Esperanza», en el que abordaba no sin cierta polémica la integración de las segundas generaciones de franceses de origen árabe. Desde esa perspectiva integradora, Sarkozy impulsó la creación del Consejo Francés del Culto Musulmán, facilitó la construcción de mezquitas, fomentó la formación de imanes imbuidos de la cultura francesa y promovió que los musulmanes practicaran en Francia su religión en condiciones dignas. Piensa Sarkozy que éste es el mejor antídoto contra los predicadores de la falsa yihad terrorista, para evitar mundos marginados y cerrados. Pero si todo esto es cierto, no lo es menos que el presidente francés cuando tiene que asestar un golpe al terrorismo, sea del signo que sea, lo hace con contundencia, como hemos visto, primero abatiendo al asesino y luego anunciando la puesta en marcha de severas medidas penales contra quienes propaguen «ideas extremistas» e incluso contra quienes consulten en internet páginas que «hagan apología del terrorismo». Ésta es la diferencia entre la derecha –francesa, española, inglesa... europea y universal– y los socialistas proclives a crear alianzas de civilizaciones.
Por eso, las críticas de Le Pen han sido tan extemporáneas. Y por eso, frente a la determinación contra el terrorismo de Sarkozy, las críticas desde nuestra izquierda han sido tan cicateras. El resultado: un ascenso del presidente Sarkozy en las encuestas electorales. Nada sorprendente. En general, los ciudadanos suelen practicar el sentido común: inmigración sí, integración máxima, pero la Ley es la Ley.
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