Cataluña
La estela de la Pedrera
Una muestra repasa el contexto artístico de la obra gaudiniana en su centenario
BARCELONA- La singularidad de la Pedrera tiene sus reflejos en las grandes construcciones de su época. El genio de Gaudí no era casual, ni salió por generación espontánea, tenía sus raíces bien asentadas en una época convulsa, de cambios permanentes, en la que los creadores de todo el mundo sufrían una misma fiebre, la de llevar la tradición un paso más allá y lograr una estética nueva. Gaudí la consiguió, pero también genios de la arquitectura como Víctor Horta, Hector Guimard, Charles Rennie Mackintosh, Josef Hoffmann, Adolf Loos o Frank Lloyd Wright que terminaron sus obras maestras al mismo tiempo que la construcción de Gaudí, alrededor de 1912.
La Pedrera, como eje central de los actos de su centenario, presenta la exposición «Las otras Pedreras. Arquitectura y diseño en el mundo a principios del siglo XX» en la que sitúa la obra gaudiniana en ese efervescente contexto, al inicio del siglo XX, en que los arquitectos abandonaron el clasicismo y buscaron nuevas formas de expresión nunca antes utilizadas.
La exposición reúne maquetas, audiovisuales, planos originales, muebles y ornamentos de los seis principales edificios construidos en las primeras décadas del XX. Comisariada por Juli Capella, la muestra arranca con «Maison Horta», la más importante creación de Víctor Horta, arquitecto belga considerado el padre del «art nouveau», que huyó del clasicismo para inventar soluciones como las claraboyas de luz o el hierro en el exterior de los edificios. «A pesar de que Gaudí acaba su Palacio Güell cinco años antes, se le considera el primero en buscar un arte nuevo», aseguró ayer Capella.
El segundo gran edificio es el Hotel Mezzara, de Hector Guimard, discípulo de Horta y autor, entre otros, de clásico cartel del metro de París y que inició la visión del arquitecto como un artista total, interesado en edificios, pero también en muebles, tipografías o cerámicas. «Es el primer arquitecto estrella, capaz de poner su firma en todo lo que hacía», aseguró Capella.
El tercer edificio emblemático es el Glasgow School of Art de Charles Rennie Mackintosh, ejemplo de lo que acabaría por ser la arquitectura racionalista y uno de las construcciones más influyentes de todos los tiempos, que hoy se mantiene tal cual fue ideada hace cien años. Le siguen el «Palais Stoclet», de Josef Hoffmann, cuya construcción por cajas o volúmenes fijos dio origen al constructivismo y el Loos Haus de Adolf Loos, el gran arquitecto vienés que equiparó ornamento con barbarie y dio pie a una nueva etapa en la arquitectura.
Por último, la exposición se cierra con la Robie House de Frank Lloyd Wright, para muchos el mejor arquitecto de su tiempo. «En este estado, los egos ya estaban por las nubes. Se le solía preguntar si se consideraba el mejor arquitecto americano y él contestaba que se consideraba el mejor arquitecto de la historia», señaló Capella. En cualquier caso, su obra ha influido ya a cuatro generaciones de arquitectos y su vinculación de la construcción con la naturaleza es totalmente vigente.
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