Constitución

El TC acumula más de 350 recursos de inconstitucionalidad

El balance de su trabajo evidencia que no cumple con las funciones que le otorga la Carta Magna

El TC acumula más de 350 recursos de inconstitucionalidad
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MADRID-El problema que afecta al Tribunal Constitucional (TC) no se soluciona con que los dos principales partidos cumplan con la obligación de renovarlo. En la etapa de Rodríguez Zapatero se han aprobado cuatro reformas legislativas que le afectan, la mayoría sin consenso con el principal partido de la oposición. Es decir, que se han cambiado sus reglas de funcionamiento en base a los avatares políticos. También se le ha obligado a dar una solución jurídica a un engendro político, como el Estatuto de Cataluña, tras un referéndum. Y ha recibido todo tipo de presiones.

Por si esto fuera poco, su balance de trabajo revela que a día de hoy no cumple la función para la que fue constitucionalmente previsto. Su principal misión es ser el garante de la Carta Magna, y resulta, sin embargo, que acumula más de 350 asuntos de inconstitucionalidad pendientes de resolver, algunos con muchos años de retraso. Si se tiene en cuenta la media de tiempo que el Alto Tribunal se toma para resolver algunas cuestiones, nos pondríamos en ocho, diez o hasta quince años para que se pusiera al día. ¿Y para qué servirían entonces los fallos?

Según sus últimos datos oficiales, en 2009 había pendientes de sentencia 399 asuntos en Pleno y 213 en Salas y Secciones. Y aunque los amparos resueltos (15.693) fueron superiores a los ingresados (10.792), éstos no descendieron. En medio del ruido político y de las prisas de los dos partidos para no mancharse con el descrédito institucional del TC, ayer el PP tendió la mano al PSOE para negociar a partir de la próxima legislatura una reforma de calado de su funcionamiento que afecte, por ejemplo, a los recursos de amparo que le corresponde resolver. El objetivo sería evitar que se repitan más polémicos casos como el de Bildu, y que el TC no vuelva a actuar como tribunal de casación enmendando la plana al Tribunal Supremo. A la necesidad de una profunda reforma han apelado voces tan autorizadas como la del ex secretario de Estado y diputado popular Ignacio Astarloa, quien en uno de los informes de FAES defiende un cambio radical del TC que permita su regeneración.

Donde el tribunal sí está prácticamente al día es en el tema de las admisiones o inadmisiones de los recursos, ya que, quitando los supuestos de especial trascendencia que merezcan un estudio más detallado, las providencias que se dictan para adoptar esa resolución no suele tardar más de tres o cuatro días, cuando no hace tanto tiempo se llegaba incluso a tardar un año en ese trámite. En cambio, en las resoluciones finales y, sobre todo, en las decisiones que corresponde adoptar al Pleno del Alto Tribunal es donde se acumula un mayor retraso.

Por otro lado, los actuales miembros del Tribunal Constitucional tienen una espina clavada con todo lo que sucedió, o mejor dicho con lo que no sucedió, tras el fallecimiento de Roberto García-Calvo, en mayo de 2008, hace ya más de tres años, especialmente aquellos que coincidieron con él desde que fue nombrado en noviembre de 2001.

«Ni un reconocimiento»
En este sentido, no esconden la decepción o frustración por el hecho de que no hubiese merecido el más mínimo reconocimiento, al margen de lo que en su día expresó el TC, tras su muerte. «Ni una medalla a título póstumo, ni un reconocimiento, ni nada de nada. El más absoluto de los olvidos», se lamenta al respecto uno de sus ex compañeros en un sentimiento que es compartido por quienes forman parte de la Institución. Pero, además, también existe un lamento por el hecho de que los partidos no fuesen capaces de cubrir su vacante, lo que se entiende como una falta de sensibilidad hacia el magistrado fallecido. Esta última circunstancia fue expuesta a responsables políticos en alguna que otra ocasión por integrantes del tribunal.

La ex presidenta del TC, María Emilia Casas, aludió a ese hecho en su discurso de despedida, el pasado 12 de enero: «No podemos dejar de rendir homenaje a nuestro colega Roberto García-Calvo. La tristeza por su muerte se ahonda ante la constancia de que el Congreso de los Diputados no ha encontrado el tiempo preciso para cubrir su vacante. Su ausencia ha sido, así, doblemente negativa». Todavía sigue igual.