Roma

ANÁLISIS: De beato a santo va poco

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- ¿Cuál es la diferencia entre ser beato y ser santo?
–Desde el punto de vista sobrenatural, no hay diferencia: tanto un beato como un santo son personas que viven en el Cielo, con Cristo, que sirven a los cristianos como modelo de vida y que interceden ante Dios. No son adorados (en el cristianismo sólo Dios es digno de ser adorado), pero son venerados por el pueblo. La diferencia es básicamente pastoral: el beato es venerado sólo en una región o país, o en una congregación religiosa o colectivo, por un permiso que da el Papa. En cambio el santo debe ser venerado (ya no es un mero permiso) por toda la Iglesia Católica, por un decreto en el que el Papa implica toda su autoridad pontificia.


- Entonces, Juan Pablo II, como beato, ¿recibirá sólo veneración local?
–Sí, pero con matices especiales en este caso. La diócesis de Roma y las diócesis polacas lo celebrarán cada día 22 de octubre, y le podrán dedicar templos y parroquias. Otras diócesis o congregaciones religiosas pueden pedir permiso («indulto») a la Sede Apostólica para incorporar esta fiesta a sus calendarios o para dedicar parroquias al nuevo beato, como explica un decreto del cardenal Antonio Cañizares en tanto que prefecto para la Congregación del Culto Divino. Obviamente, se espera que de todo el mundo llegue un aluvión de peticiones de este «indulto».


-¿Tardará mucho Juan Pablo II en pasar de beato a santo?
– Oficialmente, sólo hace falta que se demuestre canónicamente otro milagro atribuido a su intercesión, que sea posterior a la beatificación. Hay varios cientos de beatos que carecen de este segundo milagro, incluyendo otros 9 papas, entre ellos los beatos Víctor III y Urbano II, que vibieron en el siglo XI, o el beato Juan XXIII, beatificado en el año 2000. El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, dijo en Radio Vaticano que «no se pueden hacer previsiones sobre fechas», y que el tiempo de espera hasta el segundo milagro y la canonización es «providencial» y sirve para conocer mejor al beato, «no solo para celebrarle sino para imitarle». En cualquier caso, es evidente que decenas o centenares de millones de católicos van a pedir su intercesión en incontables oraciones y el segundo milagro, probablemente, no se hará esperar muchos años.


-¿Podría la Iglesia haber canonizado a Juan Pablo II directamente, sin pasar por el estadio de «beato»?
–Sí, si Benedicto XVI hubiese querido hacer un precedente excepcional. En 2003 Juan Pablo II consultó a los cardenales si era adecuado proclamar santa a Madre Teresa sin pasar por la beatificación y la mayoría le recomendó seguir el proceso habitual, aunque eliminando para ella los precetivos cinco años de espera tras la muerte. Cuando murió el Papa polaco, también a Benedicto XVI le plantearon una canonización directa de su predecesor, pero él decidió abrir la causa habitual aunque sin los cinco años de espera.


-¿Ha contado el proceso canónico de Juan Pablo II con algún privilegio?
–Tanto el postulador de la causa como la Congregación para la Causa de los Santos han repetido en varias ocasiones que se han seguido los estrictos procedimientos regulares, «sin atajos ni descuentos», con las declaraciones de 114 testigos, el análisis de su obra y los pasos previos como «Siervo de Dios» y «Venerable». El único privilegio fue no esperar cinco años para abrir la causa y darle prioridad en la Congregación.


-¿De verdad Juan Pablo II hace milagros?
–En realidad la Iglesia insiste en que los milagros, la acción sobrenatural la ejecuta Dios, que es el Señor y el Creador. Juan Pablo II, como cualquier otra persona, tanto en su vida terrena como en el Cielo, lo único que hace es interceder, es decir, presentar a Dios las peticiones y necesidades de otros. Los santos y beatos, amigos de Dios, están vivos ante Él en el Cielo, en su presencia, y por esa cercanía los fieles les piden intercesión. De hecho a Juan Pablo II mucha gente le atribuye milagros en vida, pero éstos no sirven para el proceso de canonización.


-¿Cuán fiable es el milagro elegido para la canonización?
–La desaparición instantánea del párkinson de la Hermana Marie Simon Pierre el 2 de junio de 2005 no tiene explicación médica. Como afirma el doctor José María Simón, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas, el párkinson, simplemente, no se cura. Tampoco cabe confundirlo con el parkinsonismo, una dolencia distinta, como algunos han sugerido (es una parálisis distinta, menos unilateral, que a veces puede remitir; los médicos la distinguen sin problemas). Esta curación fue elegida entre muchas otras y pasó el examen de siete médicos de la comisión, que la declararon inexplicable. Sor Marie Simon, que hace seis años apenas podía caminar, llevará en procesión una muestra de sangre de Juan Pablo II como reliquia.


-¿Qué se hace con esas reliquias corporales de los santos ?
–Es tradición católica colocarlas dentro de los altares. El sacrificio de la Misa en el altar se hace sobre la «sangre» de los santos (así será textualmente con la sangre de Juan Pablo II), cumpliendo lo que dice Apocalipsis 6,9: «Vi debajo del altar vivos a los que habían sido degollados por su testimonio, que clamaban con voz potente» (los santos y mártires).


-¿Cómo es que hay muchos más papas santos que beatos?
–Efectivamente, hay 79 papas canonizados y sólo diez beatos (contando a Juan Pablo II). De los canonizados, 49 son pontífices de los tres primeros siglos, que murieron como mártires y fueron canonizados por aclamación en la antigüedad.