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La deuda de la banca española con el BCE se dispara un 29%
Al Banco Central Europeo (BCE) se le acumulan los problemas y no hay cumbre que logre solucionar el conflicto de fondo que presenta la economía real, más allá del deterioro de las cuentas de los estados. No hay crecimiento, el consumo está bajo mínimos y el endeudamiento del sector privado sigue en niveles de récord, con el sector financiero liderando todas las estadísticas.
MADRID- Si no tuviera suficiente con sostener la deuda soberana de los estados para evitar el colapso de la financiación pública, el BCE también se ha convertido en el mayor prestamista de la banca. Esta circunstancia es especialmente grave en el caso de las entidades españolas, que dispararon en noviembre un 29% sus peticiones de capital al organismo que preside Mario Draghi hasta los 97.970 millones de euros –frente a los 76.048 millones del mes anterior–. En toda la zona euro, la cifra ascendió a 373.525 millones, 7.530 millones y un 2% menos que en octubre.
La cifra de la banca española representa más del 26% de todas las peticiones de capital del sector financiero de la zona euro al BCE y es la cantidad más alta desde septiembre de 2010, lo que pone de manifiesto las dificultades del sector financiero nacional para captar capital en el mercado. En octubre, la solicitud de liquidez de los bancos españoles apenas alcanzó el 20% del total.
Por otra parte, el BCE también adjudicó ayer 5.122 millones de dólares con vencimiento a siete días y a un tipo fijo del 0,58% a 12 bancos de la zona euro en la subasta de refinanciación en dólares que celebra semanalmente. La cifra supone más que triplicar los 1.602 millones de dólares adjudicados la semana anterior. Es decir, que los bancos no sólo piden liquidez en euros, sino también en «billetes verdes».
Los bancos no dan créditos porque el mercado interbancario está colapsado, las entidades no se prestan dinero entre ellas porque no se fían unas de otras y los ciudadanos no tiene acceso a financiación como resultado de esta situación, una «pescadilla que se muerde la cola» mes a mes sin que nadie logre dar con una respuesta viable y sostenible.
Además, el recurso de «Papá Estado» no está para muchas alegrías, ya que las primas de riesgo encarecen sus reservas de capital y las cuentas públicas no están en condiciones de respaldar al sector bancario. Los recortes de rating de las agencias de calificación inciden especialmente en esta realidad. En este escenario, el último recurso que queda es el del BCE y su máquina de imprimir papel, una posibilidad que para nada es interminable y que entraña muchos riesgos.
Resulta significativo, además, el alto coste que están registrando las emisiones de deuda senior de las entidades financieras españolas. En algunos casos, el interés supera hasta al que abona el propio Estado para financiarse a diez años. Esta circunstancia viene provocada, una vez más, por la desconfianza de los inversores con el país.
Las dificultades del sector financiero español para solucionar sus problemas de liquidez se han sumado al conflicto de deuda en la zona euro, lo que se ha trasladado a su cotización en Bolsa. Santander acumula un recorte del 28,2% en lo que llevamos de año, BBVA pierde un 12,61% y Banco Popular, un 9,01%.
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