Cumbre en San Esteban

Por primera vez desde la llegada de Zapatero al poder, un ministro de Fomento tiene a bien venir a la Región de Murcia con la cartera llena de proyectos, aquellos que Ramón Luis Valcárcel le dejó sobre la mesa hace ahora dos meses bajo el epígrafe de «inaplazables». El ejecutivo murciano no ha podido ser mejor anfitrión para propiciar esta «cumbre» en San Esteban, un encuentro que pondrá en los anaqueles de la historia aquel otro de Álvarez-Cascos en 2001. Bienvenida sean estas cosas, aunque sólo sea por la dicha, pero sin perder de vista aquello que de verdad importa y que no es otra cosa que la sustancia. Las cosas no están para bromas, sino para defender los derechos que nos asisten como españoles que pagamos nuestros impuestos como el primero. Y la sustancia está en el previsible calendario de actuaciones, plazos de ejecución, inversiones previstas y la imprescindible colaboración institucional para que todo eso vea la luz en los términos previstos. Lo que hoy suceda en San Esteban es muy importante, especialmente porque en el horizonte más próximo están las elecciones municipales y autonómicas y al año siguiente la generales, y todo puede cambiar de manera tan radical como ha sucedido en Cataluña. Por eso es muy importante que los compromisos sean de ida y vuelta, que lo que se acuerde se ejecute, para que Murcia pueda salir de su histórico aislamiento. Y aunque la prueba de la carga parezca estar en Murcia por antañas reuniones, el PSOE no debe cometer el error de buscar algo de tiempo, pues su efecto sobre el PSRM sería letal.