Chamberí
Miércoles de rebajas en Zorzal
Cenar en Zorzal a mitad de semana tiene el mismo descuento que la cifra del día. Arroz de conejo de campo o presa ibérica adobada son algunas de las sugerencias
Comer de lujo no siempre es sinónimo de una cuenta imposible de permitirse. Porque cuando el bolsillo del cliente flojea, la imaginación del empresario se dispara. Buen ejemplo de ello es el restaurante madrileño Zorzal, que se ha propuesto ayudar a sus comensales a llegar a fin de mes con el mejor sabor de boca. Y lo hace con una original oferta: durante el mes de noviembre, la noche de los miércoles tiene rebajas, según la fecha en la que nos encontremos. Es decir, si la reserva es para el día 24, el cliente tiene un 24 por ciento de descuento en la cuenta final (bebidas no incluidas).
Rebajar el precio no significa mermar la calidad del producto. Y menos aún cuando nos sentamos a la mesa con el objetivo de dar un homenaje al paladar. El joven chef Javier Lafuente cumple la tarea, y con buena nota. Para comprobarlo, el primer paso es abrir boca con la tosta de bonito ahumado, tomates secos y oliva negra o compartir las croquetas de jamón ibérico o el pulpo a la gallega, dos de las obligaciones que no hay que pasar por alto.
Ahora que el frío empieza a hacer de las suyas, merece la pena empezar el festín culinario con la crema de castañas y sobrasada, aunque las coles de bruselas con morro de ternera y morcilla almendrada no deja indiferente.
Los amantes de los platos de cuchara lo tienen fácil en Zorzal durante este otoño. Las judías pintas con oreja, el arroz de conejo de campo o el judión del Barco con estofado de liebre son de lo más sabrosos, perfectos para los que disfruten con el contundente sabor de la caza. Imprescindible, por supuesto, acompañarlo de un buen caldo, algo que no es difícil encontrar en la carta de vinos.
Clásicos renovados
Pero hay más opciones. Puestos a optar por el pescado, no hay que dejar de probar la raya meunière, un clásico renovado que Lafuente acompaña con alcaparras y endivias. La innovación también se deja notar en las carnes, con propuestas como la tradicional presa ibérica, en esta ocasión adobada y con boniato y membrillo como guarnición.
Aunque las propuestas de Zorzal suenan a atracón, hay que dejar hueco para el postre. El cremoso de chocolate, pan y aceite de oliva hace las delicias de los más golosos. Las torrijas de brioche caramelizadas y acompañadas de helado de tomillo tampoco decepcionan.
Ubicado desde hace seis meses en el distrito de Chamberí, Zorzal puede presumir de una atmósfera elegante, gracias a elementos de madera como vigas, columnas y un imponente portalón que atrapa todas las miradas.
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