Crítica de cine

Madre qué movida

Director: Rémi Bezançon. Intérpretes: Louise Bourgoin, Pio Mamaï, Josianne Balasko. Bélgica-Francia, 2011. Duración: 107 minutos. Comedia romántica.

Madre qué movida
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Es cierto, ya lo descubrió el canalla Capote: a veces, las «Plegarias atendidas» llevan una peligrosa carga de dinamita en su interior. Bárbara (la encantadora y luminosa Louise Bourgoin) quiere a Nicolas (un correctísimo Pio Marmaï); Nicolas quiere a Bárbara, y los dos, un día, deciden que haya un tercero en casa para siempre, o hasta que el cuerpo aguante. Hermosa idea la de tener un bebé, hasta que la joven comienza con los vómitos incontrolables, las hormonas revueltas la hacen llorar a mares y descubre que tiene un útero, dice el ginecólogo tras mirarlo por enésima vez, maravilloso para convertirse en madre. «Un feliz acontecimiento» cuenta una historia que por lo común el cine calla o embellece: la manera en que un embarazo transforma la vida de una mujer y quienes la rodean, y de qué manera la extenúa y asusta. Más tarde llega por fin el premio de esos nueves larguísimos meses, y aterriza la niña, morenita, preciosa, que berrea mañana, tarde y noche ante el bloqueo y la crisis que comienza a sufrir la pareja. Tranquilos, sin embargo, porque la maternidad nos hace grandes y fuertes y un tremendo amor así siempre prevalece como transmite la realista, divertida y honesta producción de Rémi Bezançon («El primer día del resto de tu vida»). Por encima de las madrugadas sin dormir, de los gritos, de una tesis doctoral que Bárbara no acabará nunca entre pañales y los nervios desencajados, basta con mirar a una cuna y descubrir que, después de todo, algo nuestro seguirá pisando la tierra de este mundo loco cuando ya nos hayamos ido.