Londres

El fantasma de Kerviel sobrevuela UBS

Tras el fraude de Jêrome Kerviel, el broker francés que provocó unas pérdidas de 4.900 millones de euros en las cuentas de Société Générale, los sistemas de control de riesgos del sector financiero europeo fueron reforzados para evitar nuevos fraudes y limitar los movimientos de los empleados de las divisiones de banca de inversión en los mercados. Sin embargo, si algo caracteriza a esta crisis financiera es que muchos tropiezan una y otra vez en la misma piedra para desconcierto de los que piensan que el sector bancario es un negocio blindado y a prueba de bombas.

Kweku Adoboli, de 31 años, fue detenido ayer como principal sospechoso del fraude
Kweku Adoboli, de 31 años, fue detenido ayer como principal sospechoso del fraudelarazon

La suiza UBS reconoció ayer que un «trader» –que, a diferencia del broker, opera con el capital de la propia entidad– se saltó la seguridad del banco y provocó un agujero de 1.450 millones de euros en operaciones de futuro «no autorizadas». La Policía británica detuvo en Londres al sospechoso del fraude, Kweku Adoboli, de 31 años y al que se acusa de «abuso de posición dominante».

Los inversores no perdieron ni un minuto en comenzar a especular con la noticia, y fuentes del mercado aseguran que es «prácticamente imposible» que una única persona realizara el desfalco.

La cantidad defraudada es muy elevada, tanto que provocará pérdidas a UBS en el tercer trimestre. Dadas las restricciones de liquidez que actualmente tienen los bancos del Viejo Continente, resulta extraño que nadie dentro de la entidad controlara el movimiento del capital del propio banco en los mercados de derivados (futuros).

Iván Sanfélix, analista de renta variable de Renta 4, asegura al respecto que «los sistemas de control de riesgos deberían ser fiables, ya que las operaciones con derivados pueden provocar pérdidas muy importantes». El suceso vuelve a poner en entredicho la seguridad de las entidades en un momento en el que países como Reino Unido han decidido obligar a los bancos a separar la banca tradicional de la de inversión para limitar los riesgos.