Atlético de Madrid

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El Atlético no sabe lo que quiere

Los rojiblancos se adelantaron en el marcador ante el Getafe, que se quedó con diez y que fue de menos a más. Pésimo partido de los de Manzano

Los jugadores del Atlético de Madrid celebran el primer gol de su equipo, materializado por el delantero colombiano Radamel Falcao
Los jugadores del Atlético de Madrid celebran el primer gol de su equipo, materializado por el delantero colombiano Radamel Falcaolarazon

¿Qué entrenador no firmaría ir ganando a la media hora ante un rival con uno menos? ¿O qué equipo es capaz de tirar un partido cuando lo tiene todo a favor y viene de dos resultados positivos? Fácil es resolver los interrogantes. El técnico se llama Gregorio Manzano y el equipo, Atlético de Madrid. Un matrimonio que no casa bien, que no acaba de encontrar la armonía necesaria y que está más cerca del divorcio que de la reconciliación definitiva. Lo del Alfonso Pérez no tiene explicación y el Getafe de Luis García, rojiblanco de corazón y de crianza, sacó las vergüenzas y dejó en evidencia al conjunto rojiblanco.

 El Atlético fue un desastre y se fue yendo del partido con la misma prisa con que los malos toreros se alivian en la plaza. Porque el equipo de Manzano comenzó mejor que un Getafe desdibujado, que no encontraba su sitio y que se dejaba dominar. Diego quería imponer su criterio, pero alrededor no encontraba con quién asociarse. Arda estaba en plan individual; Falcao y Adrián intervenían poco y el juego no tenía intensidad. La pelota iba de un lado a otro y, después de dos acciones de peligro ante Moyá y un rosario de tarjetas de Pérez Lasa –su arbitraje en líneas generales es de tesis doctoral–, llegaron el penalti y la expulsión de Lopo. El catalán había protestado, dos minutos antes, un derribo de Domínguez que el árbitro no vio.

 Falcao no falló desde los once metros, Luis García tuvo que recurrir a Rafa y el partido, que todos esperaban de color rojiblanco, resultó azulón. Despertó el Getafe, se soltó los nervios y encontró en Barreda, de nombre Abdel, a su salvador. Buen futbolista y con toque el francés, que marcó en una falta en la que Courtois reaccionó tarde. Un empate para la reflexión de Manzano y para la impotencia de un Atlético que no encontraba soluciones en ataque pese a tener superioridad. Además, la prueba de Antonio López en el lateral derecho no daba resultado y por las bandas no había profundidad. El equipo jugaba de forma intermitente mientras el Getafe no perdió la fe hasta que obtuvo premio.

 A los cuatro minutos de la segunda parte, falta que lanza Barreda y que Filipe Luis lleva a la red tras tocar el balón Míchel. El panorama desolador del Atlético –ni una jugada trenzada– lo quiso arreglar Manzano con Koke. Daba igual. El Atlético tenía los plomos fundidos y el Getafe jugaba sus bazas. Empató Domínguez en colaboración con Rafa, pero un penalti de Arda sirvió para hundir al Atlético. ¿Y a Manzano? El crédito del técnico se agota.