Barcelona

El primer «buen samaritano» inicia una donación en cadena

Que España es el líder mundial en tasas de donaciones y de trasplantes no es ninguna novedad. Con 32 donantes por cada millón de habitantes, somos la envidia y el espejo en el que se miran la mayoría de los países para desarrollar sus modelos de trasplantes. Sin embargo, hasta ahora nunca se había llevado a cabo en España una cadena de trasplante renal de vivo con un donante «buen samaritano».

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El proceso culminó con éxito el pasado 6 de abril en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada y en la Fundación Puigvert de Barcelona. La cadena ha sido protagonizada por seis personas que ya han recibido el alta hospitalaria y evolucionan favorablemente, según aseguró ayer la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, que dio a conocer los detalles de esta primera cadena de donación entre vivos en nuestro país. La titular de Sanidad estuvo acompañada por el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, y por los nefrólogos Luis Guirado y Antonio Osuna, provenientes del hospital catalán y del andaluz, respectivamente.

Altruismo anónimo
Apenas tres meses después de que el doctor Matesanz anunciase que había ya 22 «buenos samaritanos» preparados y dispuestos para salvar vidas, la primera cadena en la que ha participado un donante altruista es ya una realidad. Para Pajín, se trata de un acto del que «toda la sociedad española y todo el sistema público sanitario español pueden sentirse orgullosos».

En concreto, esta nueva modalidad combina el trasplante renal cruzado entre dos o más parejas que no se conocen entre sí –donante y receptor–, y que están incluidas en el registro de trasplante renal cruzado, con la figura de un donante altruista que quiere dar un riñón a un desconocido, además de un paciente con insuficiencia renal, procedente de la lista de espera de riñón de donante fallecido.

En el caso de la cadena realizada, todo comienza con un religioso de Barcelona –el «buen samaritano»– y su donación renal al receptor de una pareja. A su vez, el donante de esta pareja dona su riñón al receptor de una segunda pareja, y así hasta agotar todas las posibilidades de intercambio. Por su parte, el donante de la última pareja dona su riñón a un receptor de la lista de espera de fallecido, al que tampoco conoce, y que ha sido seleccionado bajo riguroso criterio clínico, punto en el que finaliza la cadena.

Tres donantes y tres receptores, sin relación alguna entre ellos, pero que reciben una nueva vida unos de otros. «Los donantes regalan años, vida y calidad de vida a muchos ciudadanos», afirmó el director de la ONT, que no dudó en calificar al «buen samaritano» como «el hombre del año» por su enorme generosidad.

A pesar de que se trata de una práctica muy extendida en Holanda o Estados Unidos, en nuestro país no se había desarrollado hasta ahora. No obstante, ya hay 35 personas que han mostrado su intención de participar en esta nueva modalidad de trasplantes. «Pueden aumentar un 20 por ciento los trasplantes de vivo», aseguró Matesanz, que anunció que en el futuro se podrán hacer cadenas más largas que despegarán gracias a otros «buenos samaritanos».

A 1 de enero de 2011, había en España 4.552 personas esperando por un riñón, y las donaciones de vivo podrían dar esperanza a muchas de ellas. «Donar un riñón en vida, si no hay ningún factor de riesgo como hipertensión u obesidad, tiene un riesgo muy bajo para el que dona. De hecho, suelen vivir más, ya que son personas hipersanas», destacó Matesanz.