Atlético de Madrid

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(1-0) El Atlético aprovecha la debilidad del Zaragoza

Hace un año un partido como el de anoche en el Calderón no lo hubiera ganado el Atlético. Tuvo la suerte de que el Zaragoza no anda fino, tiene muchas lagunas en ataque y no sabe definir. Y por eso, con diez jugadores en el campo, porque Reyes se autoexpulsó en una acción absurda con Contini, fueron los de Quique los que salvaron los muebles.

(1-0) El Atlético aprovecha la debilidad del Zaragoza
(1-0) El Atlético aprovecha la debilidad del Zaragozalarazon

Se juntaron atrás y a base de esfuerzo y sacrificio, que no de buen juego, después de una primera parte aseada, hicieron bueno el gol de Diego Costa, el primero que marca en partido oficial como rojiblanco.

El partido tuvo dos jugadas claves. La primera fue el gol del brasileño tras perfecta galopada por la banda izquierda, que en su puesta de largo demostró que es un lateral con recorrido, buen toque de balón y resistencia para subir y bajar la banda. Su internada y su centro lo remató Diego Costa en la raya, anticipándose a los defensores del Zaragoza.

El Atlético encontraba el premio a la constancia, a su mejor manejo del balón –con la presencia de Tiago hubo más fluidez en el centro del campo– y a su buena organización defensiva. El equipo ha cambiado en ese aspecto y pese a que Forlán no fue el de otros encuentros, siempre tuvo el control del juego. Además, el Zaragoza apareció muy comedido, apático y con poca capacidad ofensiva. Gabi y Ander Herrera trataban de tirar del carro, pero Lafita y Marcos Pérez ayudaban poco en un primer tiempo que se cerró con una jugada en el área del Zaragoza en donde se pidió penalti a Diego Costa.

 Gay sabía lo que se jugaba y metió a Sinama. Buscaba con el francés más remate. Muñiz sacaba tarjetas y pitaba una cesión inexistente de Tiago. La mandó repetir, la falló el Zaragoza y el partido se tornó feo, brusco, enconado, con los jugadores más excitados de lo normal. Reyes con su expulsión (min 61) contribuyó a enredar más las cosas.

La superioridad numérica dio la pelota al Zaragoza porque el Atlético junto las líneas, se ordenó en defensa, arropó a De Gea –anoche todo lo hizo bien – y quiso a través de Simão y Diego Costa cazar alguna contra para sentenciar. El portugués pudo hacerlo cuando el partido se moría y el Zaragoza se desesperaba en su impotencia en ataque. Gabi ponía mucho interés en los pases y en los tiros lejanos, pero al equipo le faltaba capacidad para entrar por las bandas por lo que facilitaba la labor destructiva de los rojiblancos.

Quique quitó a Forlán, que lleva unos días sin pólvora y fue Agüero el que salió para tener la pelota y pelearse con Contini y Jarosik. Sufría el Atlético en un partido que en su tramo final tuvo muchas interupciones, entradas a destiempo –como la de Valera– y poco fútbol. Podía el músculo con la calidad y Assunçao se convertía en el brazo armado de los rojiblancos en la función destructiva, aunque aguna vez se lanzó al ataque. Detrás de él, Domínguez, Godín y Perea se multiplicaban para mantener la puerta a cero.

Y el objetivo lo cumplió el Atlético, con diez en el campo y con mucho corazón. El libro de Quique se abrió por la página de la eficacia y los tres puntos se quedaron en Madrid porque el Zaragoza nunca encontró la fórmula para cambiar el curso del partido. El trabajo de Gay, si le dejan, es arduo. El de Quique va por el bueno camino y este Atlético parece muy rocoso.