Crisis política en Italia

Turquía vota por el islamismo de mercado

Erdogan, el claro favorito, quiere implantar un régimen presidencialista

Erdogan ha logrado conquistar a la recelosa clase media
Erdogan ha logrado conquistar a la recelosa clase medialarazon

Ankara- La pregunta que los expertos se hacen hoy cuando Turquía va a elecciones generales no es si ganará el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, sino por cuánto y qué es lo que cambiará en un país donde sólo una vez en la historia de la Turquía moderna un partido consiguió vencer en tres comicios sucesivos, y además si éstas, de favorecer al «premier», le permitirán impulsar la reforma constitucional para implantar un régimen presidencial similar al de EE UU y modificar las leyes electorales que le den luz verde a seguir su mandato más de tres periodos consecutivos.
Los sondeos pronostican que el partido del primer ministro Recep Tayyip Erdogan del AKP (Partido para la Justicia y el Desarrollo) alcanzará entre el 45 y el 50% de los sufragios gracias a una receta que conjuga el islamismo moderado con políticas neoliberales que han convertido al país en una potencia emergente con un crecimiento del 8,9% en 2010.
Su impactante eslogan electoral ,«Hedef 23» (objetivo 23), hace referencia al centenario de la fundación de la república, pero también deja claro cuáles serán sus aspiraciones electorales futuras. El mensaje ha calado ya no sólo entre el conjunto de la clase trabajadora –más apegada a los valores tradicionales y bastión del islamismo, sino también entre los componentes de la clase media y cualificada, que se muestran escépticos del avance de los islamistas en Turquía. Si efectivamente Erdogan logra superar el 50% de los escrutinios, tendrá las manos libres para una reforma constitucional que no requerirá la celebración de un referéndum.
Este polémico proyecto y el carácter más bien autoritario –y poco dado a recibir críticas– del «premier» han conformado los ingredientes que el líder de la oposición, Kemal Kiliçdarolgu, ha jugado a su favor para atraer el voto de los jóvenes y la recelosa clase media. Así pues, el líder del CHP (Partido Republicano del Pueblo) se presenta como un dirigente fresco, nuevo y dialogante, cuyas maneras rompen con las formas duras y acometedoras del anterior líder, Deniz Baykal, quien en su día fue el refundador de la formación tras la restauración de la democracia en 1983. Las encuestas pronostican que bajo el liderato de Kiliçdarolgu, quien salió airoso del referéndum constitucional del 12 de septiembre, el CHP obtendría entre el 30 y el 40% de los votos.

Los vídeos de la discordia
La polémica de estos comicios viene de la mano del escándalo sexual de 9 miembros de la tercera fuerza parlamentaria. La formación de Devlet Bahçeli, el Partido de la Corriente Patriota, se ve ahora en serios problemas y, aunque la encuestadora Sonar augura que conseguirá superar el 10% de los sufragios que la ley electoral impone para llegar al Parlamento, lo cierto es que varios medios oficialistas lo ponen en duda.
Es aquí donde los nacionalistas kurdos podrían jugar un papel crucial, ya que si su formación, el Partido por la Paz y la Democracia, superase a la ultraderecha o si ésta quedara fuera del Parlamento, se convertirían en un elemento clave para formar gobierno, algo a lo que sólo accederían si los islamistas aceptan reformar aquellos puntos de la Constitución que se adecúen a sus demandas.