Motociclismo

Fernando Alonso

Mala suerte de campeonato

Un problema técnico y una caída arruinan a Pedrosa. Victoria y gran paso hacia el título de Lorenzo

Foto: Reuters
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La batalla que se esperaba después de la emocionante carrera de Brno y la apretada sesión de clasificación del sábado no existió. Se convirtió en un plácido paseo en solitario de Jorge Lorenzo hasta la victoria, que de paso le lanza hacia su segundo título mundial. Los 13 puntos de ventaja con los que llegó a Misano se convirtieron en 38, un colchón lo suficientemente cómodo para no necesitar ganar ninguna de las cinco carreras que faltan para llevarse el título a final de curso. El mallorquín, como todos, estaba preparado para una mañana de pulsaciones altas y dientes apretados en un cara a cara a todo o nada, pero se quedó solo en cabeza antes de empezar. No es que Pedrosa no quisiera pelear, es que no tuvo ni la oportunidad de subirse al cuadrilátero. Antes del primer intercambio de golpes ya estaba en la lona, noqueado y al menos ileso, la única buena noticia que recibió a lo largo del día.

«Un pequeño hecho ha provocado la sucesión de otros en cadena», decía Dani, que un minuto antes de que se desatara el caos no hubiera podido imaginar el guión que el destino tenía escrito para él. Estaba en la «pole» con un buen ritmo y todo a su favor para seguir recortando terreno a su rival por el campeonato. Entonces, su máquina se paró justo cuando iba a comenzar la vuelta de calentamiento. Le empujaron, el motor se puso en marcha y tras completar este primer giro regresó a su posición de privilegio en la parrilla. El susto había pasado, debió pensar, mientras esperaba a que el semáforo se apagara y comenzara el espectáculo. Pero cuando las luces rojas se iban a esconder, Karel Abraham levantó la mano y la salida quedó abortada. La recta de meta era un bosque de nervios, los auxiliares entraron, a la vez que la confusión llegaba a todos lados. Nadie sabía muy bien si la carrera iba a tener una vuelta menos y si se iba a empezar directamente o habría otro giro de «fogueo». Los mecánicos de Pedrosa colocaron los calentadores que guardan la temperatura de las gomas y el delantero se quedó enganchado. También las pastillas de freno atraparon el neumático y mientras trataban de arreglarlo superaron el tiempo permitido para auxiliar a los pilotos. La broma empezaba a dejar de tener gracia para el catalán, que fue castigado a salir desde el último lugar.

Sin un solo acelerón Lorenzo veía el cielo abierto y la victoria cerca, mientras a Dani se le acumulaban los problemas a un ritmo frenético. De repente necesitaba una victoria heroica, y lo intentó. Arriesgó en los giros iniciales hasta alcanzar la décima posición. Quizá pensó en tomarse un respiro tras superar a Barberá, pero lo siguiente fue el toque por detrás del piloto de Ducati y rodar por el asfalto. «Con el último con el que quisiera tener un incidente es con él», decía Héctor, convencido de que no había tenido él toda la culpa del choque. El otro protagonista no pensaba igual y le hacía gestos de reproche, que realmente eran contra la mala suerte que había convertido un día en principio favorable en una pesadilla.

«Lo siento por él, ha sido una auténtica desgracia, pero para mí es perfecto pensando en el campeonato», explicaba Jorge después de caminar sin oposición hacia la victoria. «Con los puntos que tenemos estamos mucho más tranquilos que antes de la carrera», continuaba, consciente de que ahora puede volver a pilotar con la calculadora en la mano. Dos segundos puestos y tres terceros le bastarían para hacer realidad el bicampeonato, aunque Dani haga pleno. Todo puede pasar –lo de ayer lo confirma–, pero con la regularidad del de Yamaha y la falta de rivales capaces de restarle puntos, es complicado imaginar otro desenlace. Las caídas son su único enemigo.