
Barcelona
La nieta de Caballé ya la ha escuchado cantar por Jesús Mariñas

Ayer cumplió su primer mes de vida, mide ya 54 cm. y pesa más de 4 kilos. Promete, especialmente en su debut en el mundo social cuando aún no saben el día del bautizo que harán en la finca familiar de Ripoll, reposo de la guerrera infatigable que es Montserrat. Sevilla palmeó jubilosa ante su arte irrepetible. Programa de lujo en el concierto del pasado domingo, equilibrando clásicos como Bellini o Delibes con un «Subir, subir, y luego bajar» de «Luisa Fernanda».
Paloma O'Shea repitió su fervor por Curro Romero, que acabó sentado en un banco del paseo mientras admiraban la figura nunca perdida de Carmen Tello con gargantilla «chien» en perlas y realzada con un traje negro. Carlos Telmo contaba amores chinos; Conchita Spínola, lo feliz que está convertida en abuela por Carolina Adriana Herrera, y Tere y Lali Reina, hermanas de Juanita, mantenían una sonrisa genética ante Ana Mary Abascal, con el pelo recortado y más denso, con gasas amarillo canario de fondo verde. Soledad Becerril optó por ir floreada, y escogió lunares la esposa de Zoido, alcalde bético que el 26 próximo abrirá los Reales Alcázares como pila bautismal de la autobiografía de Cayetana.
Eugenia resaltaba cálida con un chaleco de napa negra cerrado hasta el cuello que contrastaba con unos pantalones dorados. Me desmintió cualquier romance con Ignacio Ventesa. «¿O es que no puedo divertirme?», dijo rejuvenecida y recuperando su infantilismo habitual.
Pedro Halfter, sin su esposa Ana, reía ante su evidente enfado cerca del recuperado Carlos Álvarez, gloria de los barítonos españoles. Pasó la angustia, que supo racionalizar, y «en ningún momento temí perder la voz». Lo espera un «Ballo» en Alemania. Montserrat iba aferrada a un bastón por una reciente caída en Zaragoza. Eso no le impidió estar hasta las tantas en un «flamenquito» montado en su honor por Isabel y Carmen Cobos, siempre como un par de alabarderos sin maza.
Las conocen como «los picadores» y tal parecían flanqueando a Cayetana. Bernabé Martín, marido de la soprano y abuelo de la recién nacida Daniela, acabó bailando la jota mientras Daniel cuidaba de la niña, «que se pasa el día tomando y durmiendo». Criatura que debutó en el AVE de Barcelona a Sevilla y estuvo plácida mientras su madre exhibió tipazo con un traje de Toton. Cayetana lució un conjunto rojo, más encendido al reencontrar a Caballé «con tantos años de amistad conjunta». En el camerino se abrazaron tiernamente, casi de forma fraternal. Fue emotivo para quienes lo vimos y compartimos, mientras Alfonso no replicó ante mi crítica a su corbata salpicada de multicolores mariquitas. «¡Es que te atreves con todo!», exaltó. Y rió como diciendo: «Ande yo caliente». Cayetana encontró la pareja idónea.
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