Fitch

OPINIÓN: S&P

La Razón
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S&P ha reducido su previsión de crecimiento para España. ¿Tiene razón? Si y no. Sí, si se atiene a las proyecciones macroeconómicas, a las previsiones técnicas. Los economistas saben hacerlo con una precisión que les exige corregirlas sucesivamente hasta, incluso, una vez ha ocurrido el periodo calculado. Por eso se habla de previsiones, nuevas previsiones, cálculos adelantados y definitivos.
Por tanto, lo que la agencia anuncia es que creceremos menos de lo que había previsto antes. Pasa del 1,5 al 1% para 2012. Ahí tiene razón. Pero la ciencia económica, como toda ciencia social, es incompleta. Sus modelos no abarcan toda la realidad, especialmente los cambios de expectativas debidos a factores exógenos a la economía. Uno de ellos es la situación política. No se puede olvidar que el 20 N hay elecciones y todo hace sospechar que cambio de Gobierno. Eso modifica las expectativas.

Si el próximo Gobierno tiene una mayoría holgada, si en los primeros tres meses endereza los cambios estructurales tibios, la sensación de los inversores será diferente. Me decía Fernando Abril, desde su vicepresidencia económica en la transición, que la economía española era verde. Con ello me quería decir que cuando se le riega adecuadamente responde de manera sorprendente. A los científicos sociales, y los economistas lo son, se les paga para que no acierten. Me explicaré. Ellos anuncian las catástrofes futuras si se siguen haciendo las cosas como hasta ahora. Para eso debe servir el anuncio de S&P. Para que el nuevo Gobierno haga las reformas que necesita la economía.
Hay, sin embargo, una nota de pesimismo. Los sindicatos, con una convocatoria ajena a su papel de interlocutores laborales, quieren protestar ante una medida política. Ante la limitación en la Constitución del déficit público. Si se les da la cancha que no deben tener en este tema ni en otros, que responden a la gestión política, el nuevo Gobierno defraudaría y la previsión a la baja de S&P se quedaría corta.