París
A Moratinos
Ministro, reconozco que lo tuyo me supera. Una puede estar más o menos de acuerdo con tal o cual iniciativa de alguien en el poder, pero considerar desgraciado cuanto hace un poderoso no es habitual. No sé si me parece peor tu idilio con Chávez o tus relaciones con Turquía; no sé si me asusta más tu intimidad con Raúl Castro o tu preferencia por la Alianza de las Civilizaciones. La última ha sido con Francia, y ya es arriesgado. Me refiero a la crítica contra París y su actuación en 1936, en el marco de la presentación de un libro sobre la República española. Después de alabar la lucha contra el fascismo en España, lo cual es un ejemplo de analfabetismo histórico, te permitiste reprochar a los franceses la política de no intervención, que es lo mismo que criticar a los EEUU actuales la ayuda a la independencia de Cuba, o reprobar a los ingleses de hoy los bombardeos de Dresde. Me imagino que en París no moverán una ceja, porque pensarán de ti más o menos lo mismo que yo, pero pretender que el bando nacional era nazi y el republicano, demócrata es, sencillamente, mentira. Te aconsejo, ministro, cierta distancia entre la Historia y lo cotidiano y entre los intereses ideológicos y los diplomáticos. Si sigues guiándote por el mito del Che para relacionarte con Cuba; o si utilizas tus criterios pro palestinos para moverte en Oriente Medio seguramente desplazarás la historia de la España actual en contra de nuestros intereses. Ah, y olvida a Pablo Iglesias o Largo Caballero cuando trates con Francia.