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Reino Unido capital Benicàssim

Triángulo de Amor Bizarro, que actúa hoy, será la excepción nacional en el escenario principal del FIB.

El grupo gallego vive al margen del mundillo de la escena musical
El grupo gallego vive al margen del mundillo de la escena musicallarazon

En el Festival de Benicàssim más «guiri» en una década sólo habrá un grupo que cante en castellano en su escenario principal, el verde, en los cuatro días del certamen, porque la representación española en la gran plaza se queda en ellos y Standstill. Serán Triángulo de amor bizarro, autores del disco que ha unido a la crítica en España, «Año santo», una rareza en la tradición pop nacional que suena a guitarras ásperas, baterías sordas, media hora de ruido. «Para escucharnos hay que estar abiertos a otros sonidos no convencionales, que no suenan en las radios, y, sobre todo, hay que sentir que en un muro de sonido hay belleza y emoción. Pero nuestra intención es hacer pop con estribillos encima de eso», dice desde La Coruña Isabel Cea, bajo y voz de la banda. «Somos bravos»Pero no temen ser incomprendidos en el festival que más se parece a Glastonbury de cuantos se hacen fuera de las islas británicas. Lo plantean con humildad: «Les gustamos a diez o a veinte, pero nos entienden igual en España que fuera», dice Cea en su discurso torrencial. Cita como referencias a Sonic Youth, a Pet Shop Boy (aunque quién lo diría) y confiesa debilidad por los emergentes Za! y explica con emoción un proyecto que ha tenido cambios de formación a lo largo de los tres discos que llevan publicados, siempre fieles a sí mismos. «Ni imitamos a nadie ni tenemos ningún complejo. No vamos a los clubes de moda, no nos vomemos por la escena de la música ni tenemos amigos en el mundillo. Por eso no nos invitaban a los festivales como el Primavera Sound o al Fib con sus anteriores dueños, y por eso que nos llamen ahora nos hace ilusión porque les interesa nuestra música. No es por colegueo», asegura Cea. En todo esto tiene mucho que ver su apuesta por su modo de vida. Viven en La Coruña («y eso ha hecho que nos hayan dejado al margen a veces»), y su música también: «Somos bravos. En un sentido somos salvajes porque somos de campo y lo mejor de eso es que no nos dejamos arrastrar, ni estamos pulidos ni estilizados».¿Sobra postureo en la música pop? «Bueno, mantener una imagen es bueno, como hacían los Strokes, que podían ser unos niños bien, pero gracias a ellos volvieron las guitarras y sus canciones son magníficas. También están Los Punsetes, que se crean su propio personaje y también me encantan. Lo que pasa es que hay otros grupos que cuidan más el armario que los temas», asegura antes de lanzar otra declaración de intenciones: «Nos dicen que somos humildes por seguir en casa, y nada de eso. Somos malhumorados y malencarados. Bueno, sólo yo, mis compañeros son de otra forma». Letras sintéticasAdemás de su sonido, la banda cuida la lírica como uno de los sellos de la última generación de bandas nacionales. El primer tema del álbum se llama «De la monarquía a la criptocracia», un título que explica las relaciones amorosas. «La la criptocracia es la política sumergida, lo que hay por debajo de los discursos, y eso pone de relieve las mentiras de las relaciones humanas, que surgen cuando el amor empieza a dejar de ser lo que era, es decir, cuando era una monarquía». Ante un silencio un poco incrédulo, aclara: «Bueno, la culpa es de Rodrigo que tiene un talento increíble para sintetizar».Esa voluntad de síntesis la han demostrado en todos sus trabajos, cuya duración no supera la media hora, y, por eso, cabrán algunos temas de los discos anteriores en su concierto de Benicàssim. «Bueno, estamos en medio de luchas internas porque Rodrigo está cansado de tocar muchos temas viejos y a mí me gustan», cuenta en un parón de sus ensayos, todavía en Galicia. «Estoy en el jardín en chanclas. Ahora seguimos con las discusiones», dice Cea enmedio del mejor año del grupo, su «Año santo».