Ámsterdam

La república independiente de Arco

La próxima edición de Arco no será la de apretarse el cinturón: será la de apretárselo más. La feria de arte contará con un número similar de galerías que la edición pasada, la del adelgazamiento, pero agudizará el ingenio para conseguir sus objetivos: vender arte. 

El director de Arco, Carlos Urroz (i), charla con el comisario de exposición holandés Xander Karskens (c) y con el embajador holandés en Madrid, Aad Hogervors (d)
El director de Arco, Carlos Urroz (i), charla con el comisario de exposición holandés Xander Karskens (c) y con el embajador holandés en Madrid, Aad Hogervors (d)larazon

Ayer, en la sede de la Rijksacademie de Amsterdam (Holanda), Carlos Urroz, su director, trazó algunas de las líneas maestras de la próxima edición.

La primera es la total ausencia de stands de instituciones españolas, por primera vez en la historia reciente del certamen. Ninguna comunidad autónoma ni ministerio ni ayuntamiento han contratado este año stand alguno, sino que, en todo caso, instalarán puntos de información más pequeños. Urroz se mostró muy comprensivo. "Es normal, con la que está cayendo", dijo. "Pero lo importante es que se produzcan compras institucionales, y en eso nos han asegurado que van a estar presentes tanto la Comunidad de Madrid como el Ayuntamiento. Preferimos que compren a que tengan un stand". Al fin y al cabo es de lo que se trata. Y, por cierto, la ausencia de un stand glamouroso no quiere decir que las instituciones madrileñas hayan dado la espalda a la feria. "Colaborarán cediendo espacios para una novedad este año, el After Arco", explicó Urroz, que consistirá en un programa de conciertos, exposiciones o actividades relacionadas con el arte y que pretenden poner en contacto a los asistentes con el centro de la ciudad.

Ante la ausencia o el retraimiento del comprador público, los responsables de la feria confían en atraer al comprador particular europeo, y mantienen las buenas expectativas de venta a pesar de todo. De hecho, ya tienen la confirmación de 200 invitaciones con reserva de habitación de hotel en Madrid. Hay un total de 208 galerías invitadas a la próxima edición, que se reparten en 76 nacionales y 133 extranjeras, 11 más que el año pasado. Más de 150 se han quedado fuera del proceso de selección. La procedencia también se diversifica: habrá 30 naciones representadas. El país invitado a la próxima edición será Holanda, que ha seleccionado 14 galerías que llegan, o eso esperan, acompañados de coleccionistas de ese país. En todo caso, Urroz está satisfecho del resultado de la experiencia de los países invitados: de las ocho galerías rusas invitadas el pasado año, cuatro han vuelto. "Y eso es un exitazo", asegura el director de Arco.

Aunque las dimensiones serán las mismas que el año pasado (los pabellones 8 y 10 de Ifema) habrá algunas novedades organizativas, como el "artista destacado"que cada galería deberá escoger, con el objetivo de atraer la atención tanto de compradores como de críticos. Muchas de las galerías holandesas que llegarán en febrero apuestan por artistas nuevos y por obras nuevas, algunas de ellas inédirtas. "Para nosotros es una gran oportunidad ir a Madrid y lanzar a nuestros artistas. Más que vender, hace falta que sean conocidos por los críticos y el público, decía ayer Martin Van Zomeren en la sede de su galería en Amsterdam.

Sobre el eterno asunto de las cifras de ventas, Urroz aseguró que, si bien no es intención de la organización ser opacos, las cifras de ventas que se tienen al finalizar el certamen no son exactas. "Las ventas no son inmediatas. El año pasado hubo quien no salió contento y unos meses después sí lo estaban porque cerraron operaciones que abrieron en Arco. Por eso, estamos pensando en pedir este año los datos de facturación del año pasado".