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Alimentación

Colesterol: cómo controlarlo sin necesidad de fármacos

Siempre y cuando las concentraciones en sangre de colesterol «malo» o LDL no sean muy elevadas y se siga un patrón de dieta mediterránea unido a la práctica de ejercicio físico y a la toma de esteroles vegetales, es posible prescindir de la medicación 

Colesterol larazon

No avisa y no presenta ningún síntoma físico que haga desatar las alarmas. La hipercolesterolemia o colesterol elevado sólo puede detectarse a través de un análisis de sangre. Está demostrado, según datos de la Fundación Española del Corazón, que las personas que presentan niveles elevados en sangre como, por ejemplo, 240 tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto de miocardio que aquellas con cifras de 200. Cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre, el que sobra se deposita en la pared de la arteria y contribuye a su progresivo estrechamiento, dando lugar a la arterosclerosis. Para que esto no suceda, la alimentación no sólo juega un papel determinante sino que, además, se posiciona como la mejor medicina con carácter preventivo. Como prueba de ello, la doctora Elena Escudero, máster en Nutrición Clínica y especialista en Medicina Interna del Hospital Infanta Sofía, de Madrid, explica que es imprescindible «controlar el peso a través de una dieta equilibrada y con el porcentaje de grasas saturadas adecuadas. Se ha comprobado en múltiples estudios que la pérdida de aproximadamente el cinco por ciento del peso de forma regular es suficiente para obtener ventajas metabólicas y de salud».

¿Prescindible?
Debido al carácter asintomático del colesterol «malo» o LDL, cuando se detectan cifras muy elevadas es casi imposible prescindir del tratamiento farmacológico. Factores como el sexo, la edad y el estilo de vida son determinantes para que el médico determine el nivel de riesgo. Así, el doctor Miguel Ángel Rubio, coordinador de la Unidad de Obesidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), sostiene que «la primera medida siempre reside en hacer una dieta correcta, practicar ejercicio físico y bajar de peso. Si después de tres meses no se alcanza el nivel óptimo hay que añadir fármacos. La dieta siempre debe realizarse y no sólo por el manejo del colesterol, sino porque puede aportar otros elementos interesantes para la arterioesclerosis como fibra, vitamina, ácidos grasos omega-3, etc».
Una alimentación variada, tipo mediterránea o atlántica, continúa el experto, «cubre de sobra estas expectativas. Para disminuir el colesterol en sangre basta con reducir o suprimir los alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol como los que proceden de las carnes grasas y sus derivados, embutidos y fiambres, y los lácteos enteros, así como algunos aceites hidrogenados ricos en ácidos grasos trans como la bollería industrial, aperitivos, galletas y cremas para untar, entre otros». Desde la Fundación Española del Corazón aseguran que «la dieta mediterránea es la idónea porque su aporte de grasas proviene fundamentalmente de los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, presentes en el pescado y los aceites de oliva y de semillas. También es importante el consumo de vegetales, legumbres, cereales, hortalizas y frutas». A este respecto, la doctora Marian Zulet, del Departamento de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Navarra, afirma que «del porcentaje de calorías que proviene de las grasas, se permite aumentar hasta un 35 por ciento cuando se emplea el aceite de oliva, patrón por excelencia de la grasa monoinsaturada». Asimismo, Escudero sostiene que «la ingesta de fibra soluble en una proporción de diez a 25 gramos diarios procedentes de alimentos como las legumbres, los cereales y las frutas disminuyen las concentraciones de colesterol "malo"o LDL». Se ha especulado mucho sobre el papel que pueden jugar los omega-3 a la hora de mantener a raya el colesterol. Estos ácidos grasos poliinsaturados, presentes en productos vegetales como la soja o las nueces y animales como los pescados azules, parece, según Escudero, «que tienen un papel preventivo por su efecto cardioprotector. Para la población general, el consumo de pescado dos veces a la semana completado con nueces o soja sería lo aconsejable». Sin embargo, continúa la experta, «todavía no queda claro cuál es la cantidad de omega-3 realmente efectiva, como tampoco si se ingiere en forma de alimento o como suplemento». Tan importante es el consumo de determinados productos como la forma en la que se cocinen. A este respecto, Zulet recomienda «limitar el consumo de frituras, rebozados o empanados y emplear métodos que requieran poca cantidad de grasa como al vapor, hervido, a la plancha o a la parrilla. Además, conviene retirar la piel y la grasa visible».

El poder los lácteos
Desde hace unos años, los lácteos con propiedades beneficiosas para bajar el colesterol han inundado los supermercados. Detrás de estos productos, también denominados esteroles vegetales o fitoesteroles, surge la duda de hasta qué punto su ingesta supone realmente una ayuda o sólo se trata de una estrategia comercial. Para Rubio, «está científicamente demostrado que disminuyen las concentraciones de colesterol total y "malo"o LDL entre un 10 y un 15 por ciento». Además de que están considerados como un buen complemento a la dieta y su ingesta está avalada por las sociedades científicas, «es probable que gracias a su uso no sea necesario emplear fármacos o, incluso, recurrir a dosis más bajas». Su mecanismo de actuación es muy sencillo: «los fitoesteroles apenas se absorben en el intestino humano y lo que hacen es desplazar el colesterol animal de la dieta a nivel intestinal y eliminarlo por las heces. La dosis máxima efectiva es de dos gramos al día, por lo que con la toma de un lácteo diario es suficiente», añade.
En esta misma línea, un nuevo ingrediente probiótico de la empresa biotecnológica AB-BIOTICS, ha demostrado en estudios clínicos realizados en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, una capacidad para reducir el colesterol en un 14 por ciento. Este producto no actúa sobre el colesterol de la dieta, sino sobre el que genera el organismo de forma endógena. Se prevé su comercialización en 2011.