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«Sólo se escuchaban los gritos»
Uno de los jóvenes españoles que viajaba en uno de los trenes implicados relata los detalles del choque. El grupo se salvó porque iba en el último vagón
«La magnitud del desastre es tan grande que se declarará una jornada de luto nacional», dijo ayer el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, tras ver los restos del choque frontal entre dos trenes el sábado por la noche. Ya son 16 las víctimas de la colisión, aunque se teme que aumente, pues de las 57 personas que continúan hospitalizados, tres de ellas se encuentran en estado muy grave según informó ayer el Ministerio de Interior polaco. En total, había 350 pasajeros, entre ellos 16 españoles que al ir en el último vagón de uno de los ferrocarriles resultaron ilesos.
«Estamos todos bien, gracias a Dios. Todo ha quedado en un mal susto», explicó a la agencia Efe uno de estos jóvenes, el granadino Pablo Aguilar de Tena. La mayoría son estudiantes Erasmus en Florencia, y estaban de viaje por Polonia. Aunque Aguilar indicó que continuarían con su viaje, fuentes del Ministerio de Exteriores aseguran «que al ser de distintas ubicaciones, la decisión de seguir con el viaje es individual». Eso sí, «están todos bien y ayer por la mañana fueron trasladados a Cracovia».
El tren del grupo erasmus de ruta por Polonia –jóvenes de entre 21 y 27 años de Andalucía, Alicante, Madrid, Asturias y Canarias– circulaba desde Varsovia a Cracovia por el raíl equivocado por lo que chocó de frente, cerca del pueblo de Szczekociny, con otro que se dirigía a la capital polaca. El accidente se produjo entre un Interregio y un Intercity, bastante parecidos, pero con una diferencia de precio de 10 euros. Todo apunta a un error humano. «Es el accidente de tren más trágico desde hace muchos, muchos años», dijo el primer ministro, Donald Tusk, en el lugar de los hechos. Por su parte, el presidente Komorowski indicó que la línea donde ocurrió el choque estaba parcialmente cerrada por obras de ingeniería, y uno de los trenes debería haberse cambiado a una tercera línea para permitir pasar al tren que viajaba en dirección contraria.
«Me di contra la persona que estaba delante de mí. Las luces se apagaron. Todo salió volando», dijo uno de los pasajeros al canal TVN24. «Salimos despedidos como bolsas. Se podían escuchar los gritos. Rezamos».
Entre los viajeros hay, además de polacos y españoles, franceses y ucranianos. El consulado de Estados Unidos en Cracovia confirmó ayer la muerte de una estadounidense, aunque las autoridades polacas todavía no han querido pronunciarse al respecto. Esperarán a que terminen las labores de rescate, el análisis de las cajas negras y a la declaración de los maquinistas.
Segundo accidente en ocho meses
Tomasz, un polaco de 31 años, realiza el mismo trayecto todas las semanas por motivos laborales. «Las vías son de los años setenta, los trenes muy antiguos y van muy rápido, a más de 160 kilómetros», explica. Él recuerda que hubo un accidente en la misma ruta en agosto, en el que murieron cuatro personas. «Hablé con la jefa del tren y me explicó que ese convoy descarriló porque la señalización existente no funciona muy bien. Describió algo parecido a un árbol de Navidad». Tomasz reconoce no tener miedo, seguirá viajando a Cracovia en ferrocarril, aunque ya en enero su tren tuvo un problema por los frenos y empezó a salir fuego de las ruedas.
UN ERASMUS CON ESTRELLA.
El granadino Pablo Aguilar de Tena respiraba ayer porque para él todo ha quedado en un susto. Mientras, el personal de rescate continuaba buscando supervivientes entre los vagones de los trenes.
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