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Yo Leonor

La Razón
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Se lo he soltado a mi padre (que con estas pataletas de su ojito derecho se viene abajo y sufre) y luego he pegado un portazo muy digna. «A mí me estáis quitando la vida. Ahora un libro sobre mi republicana madre. Qué será lo próximo que vea, eh. Que mi hermana se lía con Fran Rivera, el duro de pelar, que es ya lo que me faltaba. Pues nada, ahora voy y no duermo. O mejor, duermo y sueño y mañana estoy mala y va al colegio Rita». Pun. Portazo. Yo soy muy de portazo, ojo. Y me gustaría mucho colgar de malas maneras sin despedirme, pero a los teléfonos fijos no alcanzo sin silla y aún no me dejan tener móvil. Por qué. Pues no lo sé. Porque yo me podría retrasar perfectamente un par de horas al día con mis cosas y mis quedadas con el Ríchar, llamar a los escoltas para que estén tranquilos y aquí paz y después gloria bendita y yo a lo mío.
Pues no. No puedo tener móvil aún, señores. Eso sí, me han metido ya en el colegio al sollo de mi hermana y bien que tengo que vigilarla en el recreo para que no coma bollería industrial. Que es lo que yo digo: siempre será mejor que se coma un cuerno o un canuto de chocolate a que muerda a un ser humano. Pues tampoco. Que cuide de ella que es pequeña, me dice mi padre. Ya ves tú, si es como una tuneladora, si podría descargarse el muelle del puerto de Alicante en dos viajes, la muy animal. Pues aquí me tienen. Todo con tal de no contarme lo del libro sobre mi madre, caracoles, que son capaces de mandarme interna como a Froilán, oigan. Pobre primico. Con los buenos ratos que hemos echado pegándonos patadas en las iglesias y con la de páginas que hemos dado juntos a las revistas de evasión, que dirían los finos.
Pero vamos, que a mí el libro me parece una chorrada. Si hasta Peñafiel la ha defendido, que ya es para pensarse si denunciar a la editorial y al autor, por el amor de Dios. A mi madre le pasan estas cosas por tener personalidad y ser mona y por haber tenido una vida de las que se tienen normalmente antes de saber que vas a conocer a un principito, pero que no cunda el pánico, porque cuando yo llegue a su edad igual he pegado siete petardos de los mundiales aposta y me quedo más ancha que larga. Y lo mío sí sería gordo porque yo por lo visto voy para reina. Que es lo que le he dicho a mi padre. Para qué voy a ir al colegio si yo no lo necesito, que voy a ser soberana. Qué rollaco, macho.