Bruselas

Una reforma cocinada a tres bandas

Rajoy, Báñez y De Guindos fijaron el miércoles el alcance de las medidas 

La Razón
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Madrid- La reforma laboral sentencia a los que dentro del Gobierno, que alguno hay, y en el PP esperaban que Mariano Rajoy mirase a las elecciones andaluzas y atendiese las necesidades del partido en esa comunidad. La última palabra en el debate que ha acompañado a la cocción del texto la ha tenido el presidente del Gobierno. Él ha decidido hasta dónde se llegaba y por qué la balanza se tenía que inclinar del lado de quienes defendían con más ahínco una «reforma contundente, revolucionaria y sin paños calientes con los que tapar las necesidades partidistas o el miedo a la movilización de la izquierda», explican en Moncloa.

En ese lado ha estado desde el primer momento el ministro de Economía, Luis De Guindos, el «outsider», el que nada más llegar al Gobierno asumió el papel de «duro» y el que lidera el discurso más incómodo e impopular con la vista puesta en los mercados, en los inversores y en Bruselas. Una de las corrientes en contra le ha salido curiosamente dentro de «casa», en ese sector del partido más próximo al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y al PP andaluz. Hasta ahora Montoro y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, han sido los «buenos», mientras que De Guindos cargaba con el papel de «malo».

El «think tank»
La reforma laboral se aproxima mucho a lo que el ministro de Economía ha defendido de puertas adentro. Él ha participado intensamente en el «think tank» que le ha dado forma, como también lo ha hecho la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. El miércoles De Guindos asistió a la reunión que presidió Rajoy y en la que se remató la reforma laboral. También estuvo, lógicamente, la ministra de Empleo, quien durante todas estas semanas ha tenido el teléfono abierto para todas las partes afectadas y, además, ha dirigido la negociación con los agentes sociales.

 La posición decidida el miércoles fue la que se llevó a la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que el jueves se celebró en el Congreso, antes del Consejo de Ministros que aprobó el Real Decreto Ley que da la vuelta a nuestro mercado laboral.
A mediados de esta semana, cuando el texto ya adoptó su forma definitiva, entre el Gobierno y el partido empezaron a cruzarse mensajes internos sobre hasta dónde podía llegar el pulso que les lanzaran los sindicatos… Desde Javier Arenas, el presidente del PP andaluz y candidato a las autonómicas de marzo, hasta el director de la Oficina Económica de Moncloa, Álvaro Nadal: los dos han comentado en privado que la reforma traería movilizaciones de los sindicatos y que intentarían la huelga general. No iban mal encaminados.

 

Reacciones
Alfonso Alonso
«Las protestas no crean empleo»

El portavoz del Grupo Popular en el Congreso reconoció ayer que es «absolutamente legítimo» que los agentes sociales convoquen las movilizaciones que estimen oportunas, pero ironizó al afirmar que «no se conoce el caso de que ninguna manifestación creara un puesto de trabajo». Además, Alonso les invitó a que «tomen en serio» las reuniones que el Gobierno va a iniciar esta semana. Asimismo, señaló que lo «inasumible» es «no hacer nada».