Baloncesto

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Un adiós y un hasta luego

La Razón
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MADRID- Todo el Palacio de los Deportes cantaba «¡Rudy, quédate, Rudy, quédate!». Tampoco deseaba el público que se fuera Serge Ibaka, pero centró sus esfuerzos en el único sueño que puede hacerse realidad. Los dos jugadores NBA que han vestido de blanco estos últimos meses jugaban ayer su último partido con el Real Madrid, antes de incorporarse a partir del día 9 a los entrenamientos con Dallas Mavericks y Oklahoma City, respectivamente. Ni Florentino Pérez quiso perderse un momento tan importante y lideró un pequeño acto de homenaje antes del choque.

Fue un adiós definitivo, en el caso de Ibaka, y un hasta luego en el de Rudy Fernández, que podría estar de vuelta mucho antes de lo que se espera. El alero español tiene un contrato firmado con el Real Madrid para esta temporada y las tres próximas, así que su marcha puede ser sólo por unos meses, los que tarde en consumirse el curso reducido de la NBA que empieza el día de Navidad. Desde los despachos del Bernabéu se han hecho todos los esfuerzos para que ni siquiera tenga que hacer las maletas, algo que no desea ni el club ni el propio jugador. Es cierto que se incorpora al vigente campeón de la mejor liga del mundo, pero también lo es que quizá no tenga todo el protagonismo que desea y es seguro que va a ganar menos. La intención de Herreros y Sánchez era que su estrella no se fuera y Florentino estaba dispuesto a ayudarles, si se trataba de dinero.
Esto era así al menos antes del fichaje de Singler, una buena forma de reducir la «fuga» de talento.
El norteamericano se despidió ayer del Lucentum, algo que también hizo Splitter, que cayó claramente ante el Madrid con el Valencia.

Un parcial de 17-0 en el tercer cuarto derrotó a los naranjas y permitió a los de Laso dar espectáculo. «Voy a echar de menos a esta afición», decía Rudy. «Ésta será siempre mi casa», aseguraba Ibaka antes de lanzar su camiseta a la grada como adiós definitivo.