Barcelona

El PP reúne a empresarios catalanes para explicarles los riesgos de la independencia

Rajoy irá a las cuatro provincias en campaña. Adopta una estrategia moderada para poner en evidencia la radicalidad de CiU

El PP reúne a empresarios catalanes para explicarles los riesgos de la independencia
El PP reúne a empresarios catalanes para explicarles los riesgos de la independencialarazon

Madrid- La campaña electoral del PP catalán será muy sectorial y sobre el terreno. En ella se implicará el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la cúpula del partido. Y según fuentes solventes, ya se ha activado una estrategia de intensos contactos públicos, y no públicos, con los principales agentes de la sociedad catalana, que va a trascender la propia duración de la campaña.

Una de las prioridades es el tejido productivo, las pequeñas empresas y autónomos, más allá de que Rajoy pueda mantener en este mes algún vistoso encuentro con empresarios. Esta red de contactos debe servir –explican– para hacer fluir un discurso económico que el enfoque soberanista que ha impuesto el presidente de la Generalitat, Artur Mas, se lleva inevitablemente por delante. Aunque «por supuesto», según precisa un alto cargo de la dirección popular, también la aprovecharán para hacer pedagogía sobre las consecuencias económicas de la huida hacia adelante en la que se ha embarcado Mas.

Rajoy tiene una agenda «complicada» en noviembre, pero aun así visitará las cuatro provincias catalanas y participará también en el cierre de la campaña electoral. El mensaje a su entorno es que «hay que dar la batalla» para conseguir que CiU no obtenga la mayoría absoluta envuelta en la bandera de la radicalidad. Y en esto último está otra de las claves de la estrategia en la que, en principio, los populares quieren sostener su oferta política: la moderación frente a la radicalidad para dejar en evidencia a los nacionalistas. «El PP debe ser el símbolo de la centralidad; el único que defiende la igualdad entre ciudadanos, que respeta la Ley y que sabe dónde están los problemas de verdad de la gente», explican desde Génova.

El «cinturón rojo»
Como «única alternativa» frente al independentismo de CiU, «con ERC, Iniciativa y PSC detrás», los populares se desplegarán por los principales graneros electorales del socialismo. Por ejemplo, eso que se conoce como el «cinturón rojo» de Barcelona. Ahí ya obtuvieron un buen resultado en las últimas elecciones municipales y generales, y los gurús demoscópicos del partido están convencidos de que todavía les quedan votos por arañar que se los puede facilitar el que el PSC «renuncie a hacer un discurso de izquierdas para competir con los convergentes en ver quién se agarra más fuerte a la bandera».

El PP cree que tiene que modular bien su discurso para aparecer como único dique frente a la quimera independentista, pero sin dar pie a que sus adversarios alimenten el voto de rechazo que ya airearon cuando se opusieron frontalmente al Estatut por entender que era inconstitucional. Un difícil equilibrio que ha hecho que a veces pareciese que daban virajes en su mensaje y en su estrategia.

De aquí al 25-N la intención es que su discurso no abandone los gestos de mano tendida hacia los catalanes ni la oferta de diálogo para el día después, con Mas, eso sí, en el centro de la diana. Dicen en Moncloa que el futuro de Cataluña y de España depende de que CiU no consiga una mayoría absoluta que interpretaría como el aval para la ruptura. Por tanto, de aquí a la cita con las urnas la estrategia no tiene más objetivo que «abrir los ojos» a los catalanes y «desnudar» a CiU.

Reunión Rajoy-Mas
El día después, «ya habrá que hablar, habrá que hacer política y habrá que ver cuál es la mejor manera de administrar los resultados electorales para defender el interés general y dentro del respeto a la Constitución». En la «fontanería» de Moncloa están seguros de que Rajoy convocará a Mas a otra reunión, decidan lo que decidan los catalanes.

Él cree que no hay que adelantarse a los acontecimientos, sino esperar, «estando preparados». Y dentro de un margen de maniobra muy pequeño, porque esta vez, a diferencia de las anteriores crisis provocadas por la presión nacionalista, «no hay pastel que repartir». «Cataluña quiere ser más y tener más, y ninguna de las demás quieren tener menos. El laberinto en el que nos hemos metido tiene la salida muy escondida», explica un curtido dirigente popular.

 

En Rusia, Cataluña es España
Aunque Artur Mas no ha dejado, durante los días que pasó en Moscú, de referirse a Cataluña como un «país», sus anfitriones rusos no debían de tener el asunto tan claro, y por si acaso, recordaron al líder de CiU, con bandera española incluida, que Cataluña sigue siendo España.