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Una «lengua» de calor más larga de lo habitual

Una «lengua» de calor más larga de lo habitual
Una «lengua» de calor más larga de lo habituallarazon

Madrid- Un árbol, un paraguas, una parada de autobús... Cualquier sombra sirve para resguardarse de la «solana» que se ha instalado en toda la Península y que no pretende irse hasta la próxima semana. Es un azote de calor propio del verano pero que, normalmente, se desarrolla sin tanta premura y se espera en los meses fuertes de la estación: julio y agosto. Sin embargo, los termómetros de las ciudades se han disparado en el arranque de la semana. En el centro de Córdoba, por ejemplo, se alcanzaron los 49 grados al sol, y es que el sur de España es el más castigado por la falta de viento y la estabilidad del fenómeno. «Lo consideramos una ola de calor porque las altas temperaturas se repiten durante más de tres días. Tomamos como valor medio de referencia los 33 grados, y se han superado ampliamente a lo largo de estos días», asegura Fernando Belda, director de producción e infraestructuras de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Esta «lengua cálida del norte de África», como la denomina Belda, mantiene hoy en alerta amarilla o naranja a 45 provincias. Y es que se espera que en algunos territorios se superen ampliamente los 40 grados. A este incremento del mercurio se suma la inactividad del viento, otra de las características de las olas de calor y que incrementa la sensación térmica.
Las noches tampoco dan un respiro a los ciudadanos porque, por su corta duración durante el estío, los termómetros no tienen tiempo para recuperarse. «Lo llamamos noches cálidas o tropicales ya que las temperaturas no bajan de los 24 grados. Es más, en las provincias meridionales se han registrado 33 grados a las diez de la noche». Ni la luna da un respiro. Y así hasta el sábado, cuando un frente fresco llegará a toda España y podrá dejar algún chubasco débil en el norte, en La Coruña y la zona cantábrica, especialmente. «Gracias a los vientos del norte, que parten de Gran Bretaña, la masa de aire cálida se irá alejando de nuestro país», afirma Belda. Eso sí, de precipitaciones nada. Las previsiones no anticipan ningún frente salvo algún fenómeno tormentoso de escasa importancia en algunas montañas del centro y norte de la Península.

Y ante este calor extremo, las recomendaciones se repiten como en veranos anteriores. Hacen especial hincapié en la hidratación. «Los dos litros de agua que recomendamos beber habitualmente son, sin duda, imprescindibles durante estas temporadas de intenso calor», sostiene Julio Zarco, médico de familia y director de la cátedra de Atención Primaria de la Universidad Europea de Madrid. El ritmo de la ciudad no ayuda a poner en práctica las indicaciones: ropa suelta y evitar salir a la calle desde las once de la mañana hasta las siete de la tarde. Los trabajos al aire libre y el uso de uniformes y trajes no ayudan. Sin embargo, si se toman ciertas precauciones se pueden evitar indisposiciones y hasta enfermedades más graves como «shocks» e incluso ataques al corazón. «Es importante cuidar la alimentación e intentar ingerir alimentos con mucha agua para no deshidratarse. La fruta, las verduras, los vegetales y las hortalizas aportan gran cantidad de líquidos y tampoco deben comerse de forma copiosa», informa Zarco. El cuidado de la piel, con crema protectora, y de los ojos, gracias a las gafas de sol, también debe tenerse en cuenta. «Si nos exponemos al sol durante varias horas sin lentes que preserven la retina podemos sufrir pequeñas lesiones», añade el doctor.

Junto a las intensas temperaturas de estos días, se produce otro peligro para la salud: el uso excesivo de los aparatos de aire acondicionado y que pueden causar problemas de salud por el fuerte contraste de temperatura. De acuerdo con Zarco, «si no regulamos correctamente su intensidad, podemos sufrir cefaleas, dolores articulares y resfriados».

En lo que se refiere a la noche y a los problemas en conciliar el sueño, la clave está en no acostarse minutos después de terminar la cena y que ésta no sea excesiva, «es preferible que nos levantemos de la mesa con hambre para conciliar el sueño con mayor facilidad. También es recomendable dar un paseo corto antes de acostarnos y evitar ver la televisión o la pantalla del ordenador minutos antes de dormir», insiste.

Las ciudades no son las únicas afectadas por la intensa ola de calor; las zonas rurales vigilan con especial atención sus bosques, ya que la falta de precipitaciones a lo largo de todo el año y la actual situación de sequía ponen en peligro los montes. En Cataluña, Protección Civil ha activado un plan especial contra incendios en 14 provincias, mientras el resto de comunidades mantienen su dispositivos normales, «aunque con más ojos que nunca», explica un portavoz de los Agentes Forestales y Medioambientales. «Lo más peligroso llega después de estas cuñas saharianas, ya que deja los montes listos para las tormentas secas que pueden hacer mucho daño», añade. El peligro del fuego es más dramático de lo habitual. En algunas zonas del interior de Valencia, por ejemplo, «no han caído más de 100 litros en todo el año, y eso es un gran peligro», insiste el forestal.

 

La de 2012 será la cuarta ola de calor
La AEMET recoge desde 1971 el histórico de temperaturas extremas. En estos 41 años se han registrado tres olas de calor. En 1994, durante la última semana de junio, Murcia superó todos los récords y llegó a los 47,2ºC. Al año siguiente, a finales de julio, una masa de aire subsahariano disparó el mercurio en Córdoba hasta los 46,6ºC. La última canícula experimentada ocurrió en 2003. Toda Europa sufrió en agosto lo que los anómalos y persistentes anticiclones auguraban desde mayo: Córdoba, a punto de ebullición, llegó a los 46,2ºC.