JMJ de Río

María Catalina la beata de la entrega

La Almudena celebró ayer su primera beatificación

La Sierva de María, sor Catalina, vivió en Madrid dedicada a los enfermos
La Sierva de María, sor Catalina, vivió en Madrid dedicada a los enfermoslarazon

MADRID- La catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid se vistió ayer de gala para celebrar la beatificación de la Sierva de María sor María Catalina Irigoyen Echegaray, siendo así la primer celebración de estas características que acoge la diócesis de Madrid y su catedral.

La ceremonia estuvo presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, y concelebrada por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini, y una veintena de obispos.

En un templo abarrotado para la ocasión se pudieron vivir momentos muy emotivos. El más especial se produjo al terminar de leerse la carta apostólica en la que el Papa Benedicto XVI declaraba beata a sor María Catalina; un repique de campanas y el aplauso de los fieles acompañaron el descubrimiento de una imagen de la recién proclamada beata.

«No se ha acabado el eco de la Jornada Mundial de la Juventud. Igual que todos los peregrinos que llegaron enraizados y firmes en la fe, así lo estuvo también la beata sor María Catalina durante su vida». Con estas palabras de afecto para la religiosa española y de recuerdo con el viaje del Papa a Madrid, comenzó su homilía el cardenal Amato.

Ante una nave central de la catedral ocupada por las cerca de 600 Siervas de María venidas de todo el mundo, el cardenal señaló que «nuestra beata se hizo como Jesús, buen samaritano para todos los necesitados, viendo en ellos el rostro doliente del redentor. Renunció a su vida y decidió arrodillarse ante el dolor humano para elevarlo hacia Dios».

Por su parte el cardenal Rouco Varela pronunció unas palabras al terminar la ceremonia. «Quiero dar gracias a Dios por esta nueva Beata que pasó su vida dedicada a los enfermos en una congregación tan querida por todos».

Entre los fieles presentes en la beatificación se encontraba la mujer de Luis Fernando Padilla Gómez, un médico de La Paz (Bolivia) al que se le diagnosticó en 2004 un idroma cerebral. Sin esperanzas de salir adelante, su familia se encomendó a sor María Catalina. Un mes más tarde la enfermedad desaparecía y con ella todas las secuelas; el milagro necesario para la beatificación se había producido.

Una vida con los enfermos
Sor María Catalina nació en Pamplona en el año 1848. A los 33 años entra en el noviciado de las Siervas y un año más tarde se traslada a Madrid, donde vive hasta su muerte, en 1918. El Instituto de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos al que perteneció se fundó en Madrid en 1851 por santa Soledad Torres Acosta. Actualmente son unas 2.300 religiosas repartidas por más de 22 países, que dan servicio en hospitales, dispensarios o que acuden de noche a visitar a los enfermos a sus hogares.