Pepa Roma: «El amor apasionado no te cae del cielo»

–Ha ganado el Premio Azorín. ¿Qué va a hacer con la pasta?
–Darme tiempo para escribir y volver a la India. Me inspira mucho.

–No me diga que no hubiera preferido ganar un millón en la Primitiva...
–Prefiero el Azorín que el millón de la Primitiva, de verdad. Le ha dado un lugar a mi novela y a mí como escritora.

–Novela sobre la amistad. El amor, ya falto de pasión, degenera en amistad, ¿no?
–Sería lo ideal, son las parejas que más duran.

–«Las amistades duran poco cuando uno de los amigos se considera ligeramente superior al otro», dice Balzac.
–Yo creo que eso pasa más bien cuando uno se siente inferior al otro. Se activa la envidia.

–¿Es más fácil encontrar un amor apasionado que una amistad perfecta?
–Las dos cosas son muy difíciles. El amor apasionado te cae del cielo o no te cae. La buena amistad hay que trabajársela tiempo, desarrollar la confianza.

–La confianza: cosa cara en estos tiempos...
–Sí, hoy somos más desconfiados que nunca. Sin confianza no se puede tener amigos, luego éstos son malos tiempos para la amistad.

–Aseguraba el actor Antonio Gamero en el Gijón: «No cuentes jamás tus penas a los amigos; que los divierta su p... madre».
–Para los llamados amigos sociales, amigos de segundo nivel, las penas ajenas pueden ser divertidas, sí, o entretenidas.

–Su novela, leo, desentraña el lado más oscuro de la amistad. ¿Qué ha descubierto ahí?
–Básicamente, la mentira. La cantidad de cosas ante las que cerramos los ojos para mantener la amistad. A veces no queremos ver.

–¿Es posible la amistad con sexo?
–Creo que amistad y sexo son difíciles de compaginar, sobre todo para la mujer, que desarrolla una relación fraternal en la amistad.

–Habla del paso del tiempo y la vejez, lo que más nos angustia...
–Sí, claro. Pero hoy es posible empezar una nueva vida a los 60, hoy una mujer es joven a esa edad, algo impensable no hace muchos años.

–Una novela sobre los viajes iniciáticos. ¿Por qué siempre hay que ir a la India?
–Ellos tienen reservas de lo que nosotros hemos perdido: la espiritualidad, por ejemplo. La verdadera belleza. Nos fascina su filosofía de la vida.

–«Nadie está más vacío que quien está lleno de sí mismo» (Buda).