Brasil
«Samba» sexo e hipertensión
Aunque la Sanidad de Brasil recomienda practicar el coito para mejorar los niveles de tensión arterial, los expertos españoles no ven una razón lógica prescribir semejante «receta»
Aquí, Trinidad Jiménez quiere que cuidemos la tensión arterial controlando la sal que consumimos. Y en Brasil, el ministro de Sanidad cree que, precisamente, la sal de la vida está en la cama. Y sólo coinciden en la cifra. La primera, quiere que se consuman cinco gramos diarios de este aderezo (aunque se haya establecido el límite en 8,5), y el segundo, «receta» cinco sambas bajo las sábanas día sí, día también.Las intenciones son buenas, pero, según los expertos, no ocurre lo mismo con los resultados. Manuel Mas, ex director de la Sociedad Europea de Medicina Sexual (ESSM) y catedrático de fisiología, explica que «la función sexual es un claro marcador de la salud general del individuo. Y la tensión arterial elevada es un indicador de riesgo cardiovascular, es decir, de que algo no va bien. Por tanto, no hay razón para prescribir sexo contra la hipertensión». Y más si la receta es para el 42 por ciento de los españoles mayores de 18 años, que son los que la padecen, según datos del estudio epidemiológico Enrica (Estudio Nacional de Riesgo Cardiovascular, Obesidad y Alimentación).Porque, si uno tiene alta la tensión y le suma una ración extra de sexo, puede ser peor el remedio que la enfermedad. De hecho, algunos estudios describieron que el pico del consumo energético del corazón ocurre en la etapa del orgasmo. «Hay un aumento corto de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca que se inicia justo antes de alcanzar el clímax», comenta Manuel Mas. El ritmo aumenta entre 20 y 80 latidos por minuto. Y el de la respiración también se altera durante la faena, ya que se entra en hiperventilación justo antes del orgasmo (se han mostrado frecuencias alrededor de 40 respiraciones por minuto).Por su parte, Gonzalo Pizarro, miembro del Servicio de cardiología del Hospital Universitario Quirón de Madrid, especifica que «es peligroso hacer recomendaciones generales. Hay que individualizar, ya que no es lo mismo aconsejar que practique ejercicio a un hombre mayor, diabético y fumador y que no controla sus niveles de colesterol, que a otro que sí está controlado. Es más, si no está controlado el paciente no es bueno el ejercicio. Se debe evaluar cada caso y cuando esté valorado, indicar ejercicio aeróbico de forma regular, pero tranquilo, que no llegue a perder el aliento», añade el cardiólogo. Tampoco hay que olvidar los fármacos, ya que «los betabloqueantes habituales para tratar la hipertensión pueden tener como efecto secundario la disfunción eréctil», matiza. Males mayoresLos expertos hacen hincapié en una de las consecuencias de no cuidarnos: el infarto. Las estadísticas sobre el número de muertes o de eventos cardiovasculares que se producen mientras se está «haciendo deporte» no son del todo precisas. Sin embargo, los profesionales coinciden en afirmar que la frecuencia es baja, pero no imposible. Manuel Mas dice que «en una actividad sexual normal la tasa de eventos cardiovasculares es baja. Pero hay otros factores, como una gran comilona previa o un disgusto, que hacen que el riesgo aumente».En ocasiones, quienes han sufrido un episodio de esta índole tienen miedo de volver a tener sexo por si el peligro se repite. No obstante, Pizarro advierte de que «se debe esperar un mes, aproximadamente, y tener en cuenta la gravedad del infarto. Si al realizar un reconocimiento y una prueba de esfuerzo está bien, puede retomar su actividad sexual, que de hecho es beneficiosa, no sólo física, sino también psicológicamente para ambos miembros de la pareja».Otra opción es hacer la prueba de fuego casera:subir andando dos pisos, o bien caminar a paso ligero (6-8 km/h) durante 30 minutos. Si el problema es reciente, por ejemplo, hace menos de un mes, las primeras semanas deberá buscar posturas cómodas, que supongan menos esfuerzo físico. Ahora bien, si existe dolor torácico, disnea importante, sensación de ahogo o palpitaciones, el paciente debe abandonar la faena poco a poco, de forma paulatina y consultar sin pudor alguno al médico.
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