Literatura

Chile

Antonio Skármeta: «Con una copa soy el doble de desobediente»

Con firma propia. Profesión: escritor y ex embajador. Nació: en 1940, en Antofagasta (Chile). Por qué está aquí: presenta su novela «Los días del arco iris», ganadora del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casamérica 2011.

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–«Los días del arco iris». Una novela llena de esperanza. Dice Nietzsche que la esperanza es el peor de los males...
–No estoy de acuerdo. A veces la esperanza nos lleva a una meta: mi novela es la historia de una esperanza realizada. Ocurrió en Chile.

–Quien pierde la esperanza pierde el miedo, ¿no?
–Ésa es una filosofía carente de lírica. Hay que tener dosis de insensatez. Yo derramo insensatez.

–Habla del poder del pueblo para provocar cambios. ¿Ve grandes cambios en el horizonte?
–Soy ajeno a las profecías, pero sucedió que en algunos momentos de la historia la imaginación contribuyó a cambios libertarios.

–¿Las acampadas de los jóvenes indignados anuncian algo?
–Son una campana que llama al despertar de la rutina.

–No sé si con el tiempo usted se ha hecho más desobediente...
–Sí, y si me tomo una copa soy el doble de desobediente. No vale vivir sin el placer de la rebelión.

–José Emilio Pacheco: «Hoy somos todo lo que odiábamos hace 20 años».
–Me ocurre en una mínima proporción. Envejezco bien: me considero un chico pop... que no puede bailar hip-hop.

–¿Qué quisiera tener de mayor?
–Una clínica con aparatos muy modernos para autodiagnosticarme y curarme. Soy hipocondríaco sólo el 99 por ciento del tiempo.

–¿La cultura es una comedia que nos tomamos en serio?
–La creación de belleza es uno de los grandes lujos que se ha dado la humanidad. Un milagro.

–Es un escritor muy premiado. ¿Qué le da a los jurados?
–Una visión del mundo original.

–Premio Iberoamericano de Narrativa. ¿Se va a gastar el dinero en orgías?
–Para nada. Soy un escritor independiente sin seguridad social ni jubilación. Ahorro.

–Walser decía que el verdadero escritor desprecia la gloria...
–La vida es frágil y fugaz: me contento con la gloria pasajera, o sea, con el presente y algunas moderadas ilusiones.

–Dígame eso tan bonito de que desprecia la inmortalidad...
–No me interesa la inmortalidad: de nada me servirá después de muerto.

–¿Un epitafio que le guste?
–El de Nicanor Parra: «Voy y vuelvo».

–Ése debe ser el lema de Carme Chacón...