Transparencia al servicio de una Corona imprescindible

MADRID- Las leyendas urbanas que circulan en torno a la Familia Real no han sido nunca motivo de preocupación en la Casa del Rey. Son inevitables y siempre estarán. La eficacia, el presitigio y el servicio de sus miembros a España estaba muy por encima de chismorreos. Lo sigue estando, pero la imputación de Iñaki Urdangarín ha obligado a Zarzuela a hacer un esfuerzo extra para mantener intachable su papel al frente del Estado al margen de ataques oportunistas a su función constitucional. Y lo ha hecho con firmeza y transparencia.

La llegada de Rafael Spottorno a la Jefatura de la Casa supuso un impulso a ese empeño de transparencia. Fue él quien, sin pestañear, censuró el comportamiento «poco ejemplar» del duque consorte de Palma y quien anunció que se le apartaba de la agenda oficial de la Familia. Acto seguido, la Casa del Rey publica sus cuentas por primera vez y explicaba que Don Juan Carlos cobraba poco más de 292.000 euros al mes. Acallaba así la cantinela constante sobre el sueldo del Rey, por cierto, el más bajo de las jefaturas de Estado europeas.

Entre titular y titular acerca de las supuestas actividades poco decorosas de Iñaki Urdangarín, los miembros de la Familia Real han seguido con su actividad pública, cumpliendo con los compromisos correspondientes a la Corona.

Desde aquella imputación, el Rey no ha dudado en dar mensajes claros y contundentes en defensa de la Justicia, de los jueces y del derecho a la defensa. El fondo de esos mensajes era el mismo que otros años, todos emanaban del espíritu que emana de la Constitución, pero la ocasión y la forma de pronunciarlos exigían contundencia, claridad, transparencia, porque la Institución, la Corona, debe seguir sirviendo a España.