Valencia
«A Camps lo intentaron vender no comprar»
La defensa alega que la acusación se ha hecho a bulto, sin «el cuerpo del delito»
A «Camps no le intentaron comprar, le intentaron vender». Así se desprende, según su defensa, de las conversaciones telefónicas intervenidas. «No dicen que le tenemos cogido con lo que le hemos regalado. Se va a enterar de lo que vale un peine... Se oye que es un "hijoputa", un gilipollas».
Con las conclusiones de las defensas terminó el juicio de los trajes en los que están imputados por un delito de cohecho impropio pasivo el ex presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, y el exsecretario general del PPCV. Ambos pidieron la absolución tras 6.680 horas de juicio en 26 sesiones.
El abogado de Camps, Javier Boix, empleó cinco horas en su intervención y siguió dos líneas de defensa. La primera, engloba las circunstancias y los personajes que han llevado al expresidente de la Generalitat valenciana a sentarse en el banquillo de los acusados. Aseguró que Camps se ha visto envuelto en lo que se conoce como «estafa de influencia». Esto es, tanto el sastre José Tomás, como el propietario de Forever Young, Eduardo Hinojosa, se dedicaron a utilizar el nombre del ex presidente para «fardar» de que lo conocían. Más tarde, los tejemanejes de uno y otro desembocaron en una pelea que gana, en un primer momento, el jefe, Hinojosa, puesto que despide a Tomás y se enzarzan en una pelea, que «ha costado a mi cliente la vida». Al día siguiente de ser despedido, Tomás acudió a la Policía para dar una nueva versión sobre los hechos que se están investigando y deja de decir que Camps se pagaba sus trajes en efectivo. Había asegurado lo contrario en dos ocasiones, una vez en la Policía y otra en la Fiscalía. El sastre ganó mucho ese día puesto que la Fiscalía le levantó la imputación de manera provisional que pesaba sobre él en la parte madrileña de la «Gürtel».
También se refirió al hecho de que Camps estuviese a punto de aceptar su culpabilidad. Si no lo hacía tenía que dimitir como presidente de la Generalitat … y, al final, decidió no aceptarlo «porque no era verdad» y «me encontré a una persona enfrentada a su dignidad». «Soportar este juicio, vale por mil penas».
En la segunda vertiente destacó aspectos objetivos. Los tiques de compra no casan con pagos concretos y directos de la trama e incidió en el hecho de que ni la Fiscalía ni la acusación hayan sido capaces de traer el «cuerpo del delito», en este caso, una prenda de ropa, ni siquiera en una foto de las muchas que el presidente de una autonomía se hace a diario en el ejercicio de su trabajo.
Insistió en que no ha habido ni un sólo momento en el que se haya coincidido el número de prendas, «se ha hecho una acusación a bulto» y «al juicio, se viene con el cuerpo del delito». Lo que se ha hecho ha sido «construir una historia» porque ni siquiera en los apuntes secretos de la caja B aparece el nombre de Camps.
Por su parte, el abogado de Costa, Juan Casanueva, recordó al jurado que no hay tiques con el nombre de Costa, que el sastre admitió que llamó a su secretaria para agradecerle el pago de unas prendas y que las medidas de los encargos no son las de su defendido, quien, por otra parte, nunca ocupó un cargo público en la Generalitat.
El esmero acusatorio de la Fiscalía
Si algo ha llamado la atención del juicio del «caso de los trajes» es el despliegue de medios realizado por la Fiscalía. Así lo evidenció ayer el abogado de la defensa de Camps, Javier Boix, quien aseguró que es la primera vez en su vida profesional que ha asistido a un juicio en el que están presentes tres fiscales. Dos de Madrid y el fiscal Anticorrupción de Valencia. «Ni en acusaciones en temas de ETA ha habido este número». También destacó el afán por buscar y explicar las pruebas de las acusaciones, «aquí las togas hacen de peritos».
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