La educación española tiene problemas. A los deficientes resultados que recibimos en las evaluaciones internacionales se suman los recortes económicos y una reforma legislativa controvertida. Parte del sector educativo convoca una nueva huelga. Estudiantes se manifiestan por toda España. En Mérida, un reducido grupo decide llevar su protesta fuera de los límites y asalta un centro educativo. Este centro es religioso, concertado. La educación española tiene problemas. La culpa, al parecer, la tienen «los curas».
Lectura simplista de una realidad compleja que están haciendo muchos sin saber bien de lo que hablan. Obviamente, los ataques sufridos por el colegio salesiano de Mérida sólo pueden merecer la repulsa de todos, sea cual sea su color político o la opción educativa por la que se decante. ¿O no es tan obvio? ¿Quién está detrás del comportamiento vandálico de este reducido grupo? ¿Qué intereses los mueven? ¿Qué grado de inconsciencia o de irresponsabilidad tienen aquellos que despiertan fantasmas del pasado? ¿Cuál sería su beneficio?
Beneficio para la educación y la sociedad española, ninguno. Entonces, algo está desafinando en nuestra melodía educativa y no son los profesores ni los centros educativos católicos concertados, que cada día y con una larguísima tradición se dejan la piel procurando la mejor educación para sus alumnos, comprometidos y luchadores a pesar de las dificultades y los recortes, que sufren como el que más. Todos debemos hacer examen de conciencia, sí, pero los que desafinan no son ellos, sino más bien los intereses partidistas, la falta de diálogo y la incapacidad de acuerdo que se está convirtiendo en endémica.

José María Alvira
Secretario general de Escuelas Católicas