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La trama sin fin del Dr No

La Razón
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La característica esencial de las sociedades secretas es el halo de misterio que las rodea. Nada hay más excitante que lo secreto, cuyo misterio es sinónimo de algo oculto, capaz de espolear la paranoia general e inclinar a la gente a fabular con organizaciones paralelas, comenzando por la masonería, modelo inaugural del resto de asociaciones revolucionarias que conspiran en secreto para dominar el mundo. Desde la «Golden Dawn», a la que perteneció Bram Stoker, a Julio Verne, ligado a «La Niebla».Así lo creen los grupos antiglobalización y antisistema que protestan en Sitges contra el Club Bilderberg con este lema: «Bilderberg, gobierno mundial oculto».Su ingenuidad es más grande que su estulticia. Desconocen que hay toda una literatura fantástica detrás de esa proclama conspirativa que data de los tiempos del París del Imperio y cuyo autor no fue otro que Honoré de Balzac con su famosa trilogía de «Los Trece», compuesta por «Ferragus», «La duquesa de Langeais» y «La chica de los ojos dorados». Pero ¿quiénes eran estos misteriosos trece prohombres por encima de la ley, triunfadores sociales, influyentes en la economía y la política, y pertenecientes a la esotérica «Orden de los Devorantes», que los enlazaba con órdenes antiguas del tiempo en el que los cristianos reconstruían el Templo de Jerusalén?Un misterio dentro de un oscuro enigma que Balzac narra en estas novelas, al tiempo que sientan las bases de todos los selectos clubs conspirativos que vendrán tras el romanticismo. Desde las novelas de detectives y misterio a las de espías e intriga internacional, que inicia el malvado profesor Moriarty, némesis de Sherlock Holmes. Este siniestro matemático victoriano, conocido como la mente criminal más potente de su tiempo, dirige en la sombra el «Sindicato Internacional del Crimen». El fantasma cultural de Moriarty reaparecerá como el más secreto de los villanos de «La liga de los hombres extraordinarios» (2003), el tebeo de Alan Moore.Guerra fría y congeladaDe los años 40 datan las novelas para adolescentes de la escritora inglesa Enid Blyton, con sus populares series «Los Cinco» y «El club de los siete secretos», de resonancias balzaquianas. Pero el heredero por antonomasia de «Los Trece» fue la sociedad secreta de las novelas de Ian Fleming, SPECTRA: «Ejecutivo Especial para el Contraespionaje, Terrorismo, Venganza y Extorsión» para dominar el mundo. Capitaneado por el «número 1», Ernst Stavro Blofeld, el malvado Dr. No, representado en las películas de James Bond de espaldas, con una chaqueta de cuello Mao y una mano siniestra que acaricia a un gato persa blanco, mientras trata de aniquilar a las dos superpotencias de la guerra fría.En la gran literatura contemporánea, es preciso señalar al irónico G. K. Chesterton y su misterioso «El club de los negocios raros», y los miembros de una sociedad secreta anarquista que toman el nombre en clave de los días de la semana: Jueves, Sábado y Domingo, en «El hombre que fue Jueves».La posmodernidad trajo nuevos enfoques de la conspiración mundial, como los best-sellers «El ocho», de Katherine Neville; «La conspiración del Juicio Final», de Sidney Sheldon, y «La cuarta K», de Mario Puzo.