Buenos Aires
Susan Egan: «En diez años veremos obras de Madrid en Broadway»
La protagonista de «La Bella y la Bestia» y «Cabaret» imparte una «master class» y ofrece un recital en el Teatro Compac Gran Vía
Fue la primera Belle -no, no hablamos de vampiros, aunque aquí hay bichos peludos también– en «La Bella y la Bestia» cuando el musical de Disney levantó el telón en Broadway –apunten un Tony en su curriculum–, y una Sally Bowles de relumbrón, y la más duradera, a las órdenes de Sam Mendes en «Cabaret». Por citar sólo sus dos papeles más famosos. Si hay algo parecido a una estrella entre los especializadísimos neones de Broadway, Susan Egan responde al sustantivo. Ha hecho «Millie, una chica moderna», «Triumph of Love», «State Fair», «Putting It Together»... En España, sus fans son pocos pero entregados, amantes del musical que saben que viene una grande de los escenarios. porque nos visita, rauda, para impartir una «master class» y ofrecer a renglón seguido un recital, ambas bajo el epígrafe «Broadway in Spain». De ambas citas, el martes 25 en el Teatro Compac Gran Vía, charló con LA RAZÓN.
-Ponga que soy un aspirante a actor que quiero triunfar en un musical. ¿Qué consejo me dará en su «master class»?
-Para mí lo más interesante, cuando viajo por el mundo impartiendo clases como ésta, especialmente fuera de EE UU, un montón de actores jóvenes con muchísimo talento han escuchado la grabación del reparto original de Broadway y tratan de imitarlo. Cuando estuve en Argentina el año pasado, conocí a actores increíbles, pero trataban de sonar como los americanos de los CDs. En el par de horas que estuve con ellos, logré que se deshicieran por completo de eso.
-¡En dos horas!
-Sí, me bastó con plantearles preguntas sobre los personajes, sobre las letras de las canciones, sobre cómo ellos, como como individuos, encajaban esas letras en el personaje... Y poco a poco aparecieron interpretaciones en las que se percibía que eran ellos mismos. Lo que hace a los actores de Broadway francamente maravillosos es que sacan algo de sí mismos para crear cada papel. En «Wicked», Idina Menzel, que da vida a la bruja malvada, saca algo de su interior, y eso es lo que conecta con el público. Su interpretación es honesta. Yo creo que la mejor forma de estar a la altura de ese material, de esa actriz, es ser igual de honestos: encontrar al personaje dentro de ellos mismos. Eso es lo que pretendo.
-Titula su clase y recital «Broadway en España», pero parece complejo lograr duplicar esa magia especial que tiene la principal calle de los teatros de Nueva York. ¿Lo ve posible?
-Es una gran pregunta. Creo de verdad que los musicales de Broadway solían proceder de América; entonces, empezaron a hacerse y escribirse en Londres, en los 90. Después Hollywood se lanzó a hacerlo... El siguiente paso es internacional: creo que en los próximos diez años vamos a ver espectáculos de Broadway originados en Madrid, en Buenos Aires, en París, en todo el mundo. Creo que ahora los escritores tienen ahora acceso a nuevos materiales y pueden llegar a un público más amplio, así que sí: estoy de acuerdo en que Broadway es un lugar muy especial, pero, ¿puede ser duplicado? Yo no diría dupliado, pero sí puede ser mejorado.
-¿Está familiarizada con la escena musical de Madrid?
-Sí, de hecho hay un nuevo musical que levantará el telón próximamente, «El último jinete» y voy a estrenar una de sus canciones en este concierto.
-Hábleme del recital, ¿será un viaje por sus éxitos?
-Sí, espero que contando mi historia anime a gente que persigue la misma meta, que les muestre que hay formas de llegar hasta ahí. Ya sea protagonizando un espectáculo en madrid o haciéndolo en Nueva York, es igual. Pero creo que lo más sorprendente d emi espectáculo es que es muy divertido: tengo un montón de historias ridículas que comparto con el público. Y, más allá de las canciones de los musicales que todos conocemos, me ofrece la oportunidad de compartir temas nuevas de los títulos más interesantes que aún no se han estrenado siquiera. Son canciones, incluyendo la de «El último jinete», que serán famosas en los próximos cinco años. Y con suerte yo seré la que os dé a conocer a estos autores increíbles.
-Es curioso, porque da la sensación de que hay una serie de éxitos a los que se regresa siempre, «Cabaret», «Chicago», «Cats», «My Fair Lady»... Pero es un género vivo. ¿Cree que nos quedan muchos éxitos futuros por ver que se convertirán en clásicos?
-Es una gran pregunta. Me mudé a Nueva York en 1993 y fue seleccionada para «La Bella y la Bestia». Todo el mundo me decía: «Disfrútalo, va a ser una carrera de unos cinco años, porque Broadway se está muriendo». Lo decían porque el público estaba envejeciendo, mirabas hacia el patio de butacas desde el escenario y veías que todo el mundo tenía el pelo blanco... era gente que habían ido a los espectáculos de Rogers y Hammesrtein en los años 30, 40 y 50, que habían visto al reparto original de «My Fair Lady». Las entradas cada vez eran más caras y la gente joven no podía permitírselas. Entonces algo sucedió, y yo fui afortunada por poder vivirlo. El año después de que se estrenara «La Bella y la Bestia», lo hizo «Rent». de repente, Broadway se acercaba al rock, a la gente joven. En los siguientes diez años, pude ver largas colas de estudiantes esperando para poder ver un espectáculo en broadway: los tickets bajaron sus precios, se empezaron a escribir espectáculos para jóvenes y los jóvenes empezaron a escribir espectáculos para Broadway. Ahora hay espectaculos como «Millie, una chica moderna» o «Hairspray», algunos muy chulos con música de hip-hop como «In the hypes», también «revivals» como «West Side Story», pero que se hizo completamente en español. Fue muy emocionante: ha habido un renacimiento en Broadway. Creo que también se debe a que las películas musicales se han vuelto a poner de moda. «Chicago» funcionó muy bien, y en América ahora triunfan títulos como «High School Musical», «American Idol». De repente, se ha vuelto muy popular hacer teatro musical. ¡Cuando yo estaba en el instituto era un bicho raro! No molaba, pero de repente, de nuevo, cantar y bailar vuelve a estar de moda. Es una nueva edad dorada para los musicales de Broadway, y me refiero no sólo a los de allí, sino a todas partes.
-¿Qué puede contarme de los dos papeles que más fama le dieron, la Bella y Sally Bowles?
-Es importante conseguir el papel perfecto en el momento dióneo. Cuando me seleccionaron para Belle, era la chica nueva en la ciudad, la gente no acababa de entender que me lo dieran, no aparecía en la prensa, Era nueva en Nueva York, en Broadway, y logré el papel antes de conocer a nadie. Pude canalizar mucho de eso en el personaje. Y, como decía, antes, fui honesta conmigo misma. Con Sally, en «Cabaret», me ocurrió que, aunque no soy como ella, no soy una alcohólica ni una adicta a la heroína (risas), fue una oportunidad para romper la imagen de cándida que tenía. Suelo bromear diciendo que salté de una heroína de Disney a una adicta a la heroína. Belle es la integridad, todo lo que es bueno; Sally es lo contrario, todo aquello que se torció en Berlín en 1929-1930, es la razón por la que los Nazis llegaron al poder, tomó decisiones espantosas, optó por caminos terribles, consumió toda clase de drogas y bebidas... Pero para una actriz ambos son papeles maravillosos. Hice «Cabaret» durante un año, entre 1999 y 2000, y fue un éxito histórico, una mirada atrás hacia cómo logró Hitler el poder y cómo comenzó la II Guerra Mundial. Después fui a Hollywood, trabajé en un programa de televisión durante dos años, y después regresé a «Cabaret». Eso fue después del 11-S, después de que la ciudad que amaba fuera atacada y nuestro país entrara en guerra. Y, de repente, todas aquellas cosas que contaba «Cabaret» no me parecían en absoluto algo histórico sino completamente actual. Lo hice durante un año la primera vez y durante otro año la segunda; y, aunque fue exactamente el mismo espectáculo, tuvo diferentes impactos sobre mí. Es interesante cómo el contexto puede cambiarte.
-Sucedió además que, tras el 11-S, Broadway cayó en picado. La ciudad no tenía el ánimo para musicales. ¿Se ha recuperado ya por completo?
-Fue una caída enorme. El efecto inmediato del 11-S fue devastador: la mayor parte de los espectáculos cerraron. En cualquier caso, a nivel mundial, la gente se fijó en Nueva York, y aunque el turismo entonces cayó, creo que ahora mismo incluso ha crecido. La gente viene de todo el mundo, quiere ver la ciudad. Y es un lugar increíble. La gente recorre Broadway, siente curiosidad por sus habitantes, y a la larga acabó suponiendo algo bueno para el teatro. Una función en la que trabajé mucho tiempo, «Millie, una chica moderna», que transcurre en Nueva York en 1922. Pero creo que si tuvo tanto éxito se debe a que todo el montaje es una declaración de amor a la ciudad.
APOYO: "WICKED", EL QUE FALTA
Cuando se le pregunta a Susan Egan por el musical que falta en la cartelera madrileña, no duda ni un segundo: «¡Tenéis que traer "Wicked", chicos! Ya va siendo hora». Y explica que sobre el título de Stephen Schwartz y Winnie Holzman: «Trata de cómo la bruja malvada de "El mago de Oz"llegó a serlo y de cómo no era así en absoluto al comienzo. Todo el mundo conoce "El mago de oz", está engarzado en nuestros cerebros gracias a Judy Garland. La forma en que "Wicked"te obliga a replantearte todo de otra manera, con la Bruja Blanca que no es tan buena y la Bruja malvada que no es tan mala, es maravillosa. Y es, al margen de eso, una historia sobre dos mujeres realmente poderosas, y eso me encanta. Y la música es increíble».
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