Estados Unidos

Quinielas y presidentes

La Razón
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Para ser presidente del Gobierno sólo hace falta ser español y mayor de edad. En los últimos estragos de Bush junior, se alumbró en Estados Unidos un ensayo que ofrecía una lista de los conocimientos básicos que debía tener un presidente americano medio, allí, donde, normalmente, los candidatos garantizan al menos el inglés nativo. En España no se ha prodigado ningún manual, una cartilla de Rubio, para el ejercicio del puesto y así Zapatero ultima cada día una intuición, mil formas descacharrantes que, empero, cumplen rigurosamente con la doble exigencia: ZP es cada vez más mayor de edad y más español por cuanto más vivido. Así que, con todo en regla, vamos camino de la bancarrota. Bernard Shaw dijo: «El hombre es una entidad muy compleja que por un lado no ha adquirido toda su plenitud cuando, por otro, ya ha comenzado su irreparable decadencia. A los 22 años uno no tiene edad de seguir jugando al escondite y carece de la madurez necesaria para ser ministro de la Corona». En España, Shaw está desmentido porque, pasados los 18, ni el presidente ni los presidenciables presentan óptimos de maduración concretos, como los peros. Pueden prolongarse en el cargo o en la ilusión de ser presidentes incorruptibles a la edad e impermeables al conocimiento. Las quinielas están abiertas, pero abiertas.