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Pavement seduce en un Primavera Sound convertido en baño de masas

Los 90 se reivindicaron como la auténtica década prodigiosa en la primera jornada del Primavera Sound.

Stephen Malkmus, líder de Pavement, consiguió que pareciese que no hace 20 años de los 90
Stephen Malkmus, líder de Pavement, consiguió que pareciese que no hace 20 años de los 90larazon

BARCELONA- Hay derrotas, hay empates, hay victorias pírricas y luego están las victorias por goleada. El Primavera Sound de este año parece el Barça de las seis copas, está arrasando. La primera jornada congregó a tanta gente que el próximo año ya pueden ir pensando cómo hacer un escenario acuático para que todavía quepan más personas. Conciertos como los de Pavement, The XX, Broken Social Scene o Superchunk demostraron que la gente no se había equivocado y estaban donde tenían que estar.Los grandes protagonistas a priori de la jornada del jueves eran Pavement. Desde luego, no defraudaron, con esa indolencia de niño repelente de Harvard y canciones que hacen de Talking Heads una banda «hardcore». Empezaron algo fríos con «Cut your head», pero se fueron creciendo hasta que Stephen Malkmus se hizo dueño de la situación y convirtió en elegante la descordinación y el desfase melódico. Su repertorio fue perfecto y su última canción sonó tanto a despedida que parecía el final de «Lost». A unos le gustó a otros no, pero nadie negó que fue conmovedor.El auténtico baño de masas se lo llevó The XX. La banda londinense oscureció su sonido, ralentizó su puesta en escena y consiguió dar voz a todos los adolescentes deprimidos del mundo. Los sonidos saturados y los punteados de guitarra que los rompían con claridad y destreza, consiguieron las primeras emociones fuertes de la noche.El concierto más divertido, sin duda, fue el de los canadienses Broken Social Scene. Cuando hay ocho músicos en el escenario, tocan de fábula, tienen canciones que se te enganchan como su un pulpo te arrancase el corazón, y encima ves que se lo pasan de fábula, pues tú también te lo pasas de fábula. Para acabar, el ruidismo de The Fuck Buttons. Casi Nada.