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Venecia

Cuando éramos jóvenes y violentos

«Neds», de Peter Mullan, indaga en el «bullying» y las pandillas juveniles durante los años 70

Una escena que ilustra la difícil infancia del protagonista
Una escena que ilustra la difícil infancia del protagonistalarazon

Ahora que es costumbre que incluso los que no son periodistas construyan titulares a diario que magnifican los asuntos de actualidad, viene Peter Mullan a decirnos que quizá el «bullying» y las bandas organizadas de jóvenes no se medían con estadísticas, pero que ya existían en los años 70, no porque la época le atraiga especialmente, más bien lo contrario, según confiesa. Este viaje varias décadas atrás se da «porque, como diría Bertold Brecht, la mejor manera de hablar del presente es tomar distancia. Si no, te entretienes en detalles y en anécdotas que despistan de lo que verdaderamente importa», comenta el director de «Neds» (en inglés, un idioma tan dado a los acrónimos, significa «No Educados y Delincuentes»).


«Salir adelante»
Tenemos que preguntarle al escocés, en apariencia rudo, pero inmediatamente cálido en el trato, cuánto hay de biográfico en esta historia: «Un 10% de lo que cuenta la película es real y un 90 es ficción. Está plagada de pequeñas anécdotas y relatos que he escuchado siempre y que aparecen un poco disimulados. Lo que es personal es el recorrido del protagonista que quiere salir adelante». Y es que el bueno de John McGill, el papel principal de este filme, empieza por ser el «pringado» de la clase y, por esas cosas de la adolescencia y el deseo de ser aceptado por la comunidad, acaba repartiendo mamporros en una pandilla durante la infinidad de horas que pasa lejos de casa. Mullan no quiere buscar culpables, pero no evita señalar responsabilidades: «Es muy difícil salir adelante cuanto te toca una familia disfuncional, tampoco es fácil superar la represión que la religión realiza en Escocia. La autoestima de los jóvenes es tan baja que muchos creen que no hay otra salida que la violencia», reflexiona el actor, que ha sido fetiche de Danny Boyle («Trainspotting») y Kean Loach («Mi nombre es Joe»). Su carrera como director le han consolidado en los festivales: «Orphans» (1997) arrasó en Venecia, «Las hermanas de la Magdalena» (2002) brilló en Cannes y ésta se llevó el primer premio del pasado Festival de San Sebastián.


Con Spielberg
Esta dualidad actor-director no es la única que vive en su carrera, hay otra un poco menos comprensible, pues es habitual verle en grandes producciones como «Harry Potter» o «War House», que acaba de rodar con Steven Spielberg en las islas británicas y se estrenará el próximo otoño, y al mismo tiempo participar en producciones pequeñas y críticas como las que señalábamos anteriormente o las que él mismo dirige. ¿Cómo lo lleva? «Creo que hace falta que se ruede otro tipo de películas sobre cosas que le ocurren a la gente normal. La mayoría de lo que hace Hollywood son títulos sobre superhéroes y no son más que basura. Me gustan esas películas, pero no puede ser que sean las únicas que produzcamos».


El descubrimiento
Mullan supo elegir al protagonista de su película, Conor McCarron, como así lo certificó el jurado del Festival de San Sebastián, que concedió a este debutante la Concha de Plata de interpretación. El actor, tan pelirrojo y con un acento tan imposible como la media escocesa, sólo dedica elogios al director: «Tiene los pies en el suelo y parece que te conoce de toda la vida. Su estilo es sencillo. Si vuelvo a trabajar en el cine, sospecho que será difícil que otros realizadores estén a su altura», manifiesta. El debut no fue fácil, pues carga con el peso narrativo durante todo el filme. Mullan lo vio enseguida cuando su hermano, encargado del casting, le mostró su vídeo entre otros trescientos seleccionados.