Córdoba

Terapia de escayola y papel

Terapia de escayola y papel
Terapia de escayola y papellarazon

El yeso comprende su dolor y a él entrega sus pensamientos mientras, con las manos, va dando forma a quien es en ese momento y que creía haber olvidado: Es libre. Es útil. Es feliz. La denominada «arteterapia» ha permitido a María conocerse y darse la oportunidad que durante años ella misma se negó por culpa de la anorexia. «Desde pequeña he sufrido este trastorno. Me veía inútil, tenía una increíble falta de autocontrol. Me sentía insegura, porque no era capaz de controlar nada en mi vida».


Llevaba años acudiendo diariamente a la Unidad de Rehabilitación, en el Hospital Los Morales (perteneciente al Reina Sofía de Córdoba) donde recibía atención médica. Así vivía a sus 50 años, hasta que le ofrecieron la oportunidad de formar parte de un proyecto: «Arte al frente de la exclusión». Un aula, doce pacientes y tiempo. En concreto dos meses y medio durante los cuales afectados por trastornos de la conducta alimentaria, como María, y trastorno mental grave, seleccionados de forma exhaustiva por los profesionales, han compartido experiencias, liberado energía y, sobre todo, recuperado la autoestima. El objetivo: complementar las intervenciones farmacológicas y psicoterapéuticas que reciben los pacientes para, a través del arte, mejorar su patología su calidad de vida. Porque iniciativas como ésta les ayudan a conceptualizar el pensamiento, así como a paliar síntomas asociados a sus dolencias.


Según explica Esteban Ruiz, director del trabajo, «el desarrollo de este taller ha permitido a los pacientes ganar confianza, aprender a trabajar en equipo, pero lo más importante, a enfrentarse a los errores sin complejos». Porque para crear hay que asumir riesgos, al igual que en la vida. «Se han enfrentado a nuevas formas de ver las cosas. Esos errores son los que te hacen avanzar. Porque en el arte todo es un continuo error. Se trata de buscar los problemas y luego darles solución desde la nada», enfatiza Ruiz.
Así era el día de María, un pedazo de yeso sin forma. Y gracias a este proyecto que ha contado con la financiación de la Fundación Pfizer, esta mujer, al igual que otros muchos pacientes se siente «realizada. He dejado de tomar medicación. He levantado cabeza gracias a esta actividad y descubrí en la pintura y en la escultura una forma de desconexión, porque estás tan inmersa en lo que haces que te olvidas un poco del trastorno».


Para Concepción Díaz, auxiliar de enfermería y colaboradora activa del proyecto «se aprecia una gran mejora de la funcionalidad de los pacientes en su adaptación a un horario, por ejemplo, y el trabajo en equipo les ha permitido una comunicación más fluida y relajada. También han avanzado en el funcionamiento psicosocial, como el seguimiento de las normas, la aceptación de las críticas, la concentración de las tareas, el pensamiento creativo, la integración del aprendizaje, el sentimiento de autocontrol y de autoexpresión, entre otras». Del compendio de 20 sesiones, las 12 primeras fueron preliminares. En ellas buscaron ideas, sensibilización con el lenguaje artístico y el afianzamiento del grupo. Una vez con la idea en la cabeza, ésta dio señal a sus manos para simbolizarla en papel y posteriormente en escayola. El resultado: Una veintena de piezas. Instrumentos musicales, fauna y flora de lo más diversa… Y todo estará expuesto en el Museo de Etnobotánica del Jardín Botánico de Córdoba. Y allí permanecerán hasta el 27 de febrero.