Convención del PP

No hay excusas

La Razón
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Hay momentos en que la historia coloca a las naciones ante un reto colectivo que pone a prueba su grandeza. De cómo lo resuelven depende el bienestar de las siguientes generaciones. España está ante uno de esos trances. El más importante desde que la muerte de Franco abriera la oportunidad de la transición a la democracia. Como entonces, va a medir la responsabilidad de todos, gobernantes y gobernados. Precisamente ahora que el descrédito de la clase política alcanza máximos históricos y la confianza en el juego democrático gobierno/oposición está en caída libre desde que Zapatero impuso la ruptura de los grandes consensos. Tampoco el calendario electoral ayuda. Fomenta las estrategias partidistas de unos y otros mientras el tiempo vuela en contra del interés general. 2012 será tarde. Urge que seamos llamados a las urnas para recomponer la confianza en un gobierno de legitimidad renovada. Aunque de nada servirá si los candidatos no hacen un ejercicio de seriedad previa: explicar sin tapujos los sacrificios, muchos y dolorosos, que la sociedad deberá realizar para salir de ésta. Apelación al esfuerzo colectivo que sólo se entenderá con la contrapartida de un compromiso firme para reformar un modelo de Estado insostenible y poner coto a la corrupción de las instituciones básicas de la convivencia democrática, para la que el cerco a la partitocracia y a la selección de los mediocres, la seguridad jurídica y un nuevo sistema electoral son objetivos irrenunciables. La dificultad es una excusa que la historia nunca acepta. Nos jugamos el futuro.