CC OO

Diferido

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Esta columna que estarán ustedes ahora leyendo en domingo la estoy escribiendo unos días antes. Quizá lo hayan adivinado pero, de forma deliberada, la estoy escribiendo el miércoles en plena huelga general. Son las maravillas de la simultaneidad diferida de la escritura. Con esto que les cuento creo que queda clara mi posición ante la convocatoria de los sindicatos. Pero, por supuesto, lo que no está ni mucho menos claro, sino todavía más confuso, es la posición de piquetes y sindicatos sobre iniciativas individuales como la mía. ¿Debe señalárseme como insolidario por pensar la columna en este momento? ¿O lo que cuenta para mi trabajo es el momento de la publicación cuando ustedes la estén leyendo? ¿Debería quizá haber intentado desconectar mi cerebro en tan magno día y haberle evitado tentaciones de paradojas hasta el día siguiente? Y, en ese caso, ¿cómo desconectarlo? No es tan fácil dejar de pensar, por mucho que las conductas de algunos nos puedan hacer sospechar lo contrario. ¿Quizá anestesiarlo por ingesta de whisky? Las dudas me asaltan y, con franqueza, no detecto del lado de los sindicatos una eficacia mental o una perspicacia que parezcan capaces de disiparlas. Un detalle me desasosiega. ¿Por qué estos manitús del mundo laboral han escogido precisamente final de mes para plantear un paro? Las nóminas que se estaban tramitando esta semana para que recibiésemos nuestro sueldo de la manera habitual es posible que sufran algún retraso. ¿No hubiera sido más sagaz colocarla a medio mes, cuando ya hubiéramos cobrado y alimentado la hipoteca respectiva? Ya saben lo implacables que son los bancos con los descubiertos aunque sean de un solo día. Llámenme pesimista pero, francamente, con este despiste para las cosas obvias, no sé si nuestra defensa como trabajadores está en buenas manos.