«No me importaría ser primera dama»

-Ya se lo puedo preguntar: ¿diseña o trabaja?
-Diseño, trabajo y estudio. Necesito estar siempre haciendo algo.

-Dice que se metió en el diseño de ropa infantil porque le costaba encontrar la que quería para sus hijos...
-Sí, y porque disfruto entre telas y patrones. Y así me sale más barata.

-¿Por qué es tan cara la ropa de los niños?
-Todo es caro hoy en día. La entrada en el euro ha sido la ruina. Las cosas de diseño, más trabajadas y hechas aquí, cuestan más. Es así.

-Estamos criando niños muy consumistas y pijos que exigen marcas...
-Tienen muchas cosas, piden más y se cansan de todo. Hay que saber decir no. Si les concedes todo, los conviertes en tiranos.

-Muchos creerán que en esto de la ropa infantil sólo pone su nombre...
-Y me da rabia que lo piensen, porque pongo mucho trabajo y pasión; he hecho hasta las etiquetas.

-Ya. Dicen que es perfeccionista y pesada...
-Sé que es malo ser perfeccionista, porque nunca llegas a disfrutar de las cosas, pero lo soy. También pesada y cabezota. Y todo ello va creciendo con la edad.

-Como las manías...
-Soy maniática del orden y me he casado con un hombre muy desordenado. Pero lo llevamos bien.

-Su hijo mayor la vio desfilar hace poco...
-Fue el desfile más importante de mi vida. Aplaudió y luego, cuando nos quedamos a solas, me dijo que le había gustado mucho.

-Estudiaba Ciencias Políticas. Soñaba con ser presidenta o diputada, ¿no?
-Quite, quite. No hubiera sido política, acaso periodista. La política me interesa y me repatea. No hay líderes. No veo talento.

-Michelle Obama a Carla Bruni: «Ser primera dama es un verdadero infierno, no puedo soportarlo».
-Debe ser duro, pero a mí no me importaría ser primera dama. Es vivir la historia en primera persona, es enriquecedor. No deberían quejarse tanto.

-Hay quien dice que debería prohibirse el photoshop.
-No. Siempre se ha hecho, antes se retocaba a lápiz. Es un arma artística maravillosa siempre que se utilice con cabeza.

-¿Siempre que no cree mujeres irreales?
-Que no nos conviertan en muñecas. Una cosa es que te quiten un granito y otra que abusen. No me gusta que me conviertan en «Barbie».

-Pues no sé qué diría Carmen Lomana...