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Amor y desamor

La Razón
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Semana del amor y también del desamor. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, quiere la final de Copa para su ciudad. Rita Barberá, su homóloga en Valencia, también desea recibir a bilbaínos y barceloneses. Son dos gestos de amor, aunque por interés. Dos deseos por lo que desde el punto de vista económico significa para sus ciudades. El gesto de desamor es el de Florentino Pérez. No está por la labor de dar posada a los peregrinos de la Copa del Rey.
El presidente madridista no está en la misma situación económica que don Santiago. Raimundo Saporta me decía que la final era una bendición por el porcentaje que correspondía al dueño de la sede y que servía incluso para pagar la ficha de una figura. «Es como la Copa de Europa. La gana o se clasifica, pero siempre la juega».
En el Madrid no es todo desamor. Dicen que Casillas ya le ha entregado a Sara Carbonero el anillo de pedida. Como Dios manda. Desconozco los detalles que tiene la esposa de Florentino con las recién casadas y parturientas. Doña María tejía jerséis, rosa niñas, azul niños, y para las madres reservaba la estampa de Santa Teresa para que el parto fuera feliz.
Algo de desamor parece que hay entre Guardiola y Piqué a causa de los amores de éste. Las relaciones de futbolistas con artistas no siempre han tenido complacencias en los mandos de los clubes. Piqué anda algo distraído y hay quien culpa de ello a Shakira.
Posdata. Albelda ha firmado con el Valencia hasta el final de su eternidad futbolística. Amor de buen hijo.