Seúl

Obama reaviva la «guerra de divisas» con China y anticipa la ruptura del G20

A gritos. Las reuniones para consensuar un texto que pueda ser aprobado por los líderes son cada vez más tensas.

Obama envió anteayer una carta a los líderes del G20 en defensa de la inyección de la FED
Obama envió anteayer una carta a los líderes del G20 en defensa de la inyección de la FEDlarazon

Hoy da comienzo en Seúl la cumbre del G20 en la que los líderes de las principales economías del mundo tratarán de acercar posturas en torno a las políticas de cambio que mantienen unos y otros, aunque por el momento las posiciones se encuentran a años luz de distancia y sin visos de cambio por parte de Estados Unidos (EE UU) y China, dos gigantes –la primera y segunda economías del mundo– que manejan a su antojo la política monetaria del globo, en lo que parece un sálvese quien pueda en medio de una «guerra de divisas» en la que la Unión Europea (UE) parece haber quedado un poco fuera de juego.

EE UU se defiende
El presidente de EE UU, Barack Obama, que aterrizó ayer en la capital surcoreana en un clima de tensión por la lluvia de críticas que ha recibido la política monetaria de su país, después de que la Reserva Federal (Fed) inyectara 600.000 millones de dólares (422.000 millones de euros) en la economía estadounidense para proporcionarle liquidez, ha enviado una carta a los líderes del G20 defendiendo sus políticas.

Obama señala en la misiva que la mejor contribución que su país puede hacer a la recuperación global es una economía nacional fuerte «que cree empleo, ingresos y consumo». Asimismo, el presidente estadounidense insta al resto de líderes a «poner de su parte» para reducir los desequilibrios en las balanzas comerciales entre los países exportadores y los importadores netos, en clara alusión a China, en lo que será otro de los caballos de batalla de la cumbre surcoreana. Sin referirse al país asiático, Obama lanzó otro dardo a la República Popular al señalar que «hay países que registran un gran superávit y que intervienen de manera significativa en los mercados para mantener su ventaja competitiva».

La medida del banco central estadounidense, que en la práctica supone devaluar el dólar, lo que favorecerá las exportaciones de EE UU en detrimento de los demás países, ha despertado las iras del resto de países que asistirán a la cumbre de Seúl, especialmente de China, que ha advertido que podría crear una burbuja de activos financieros.

Por su parte, EE UU y Reino Unido continúan pidiendo al gigante asiático que acelere la liberalización de la cotización del yuan, que Washington considera se mantiene de forma artificial por debajo de su precio de mercado, lo que beneficia a su vez las exportaciones chinas. El inmovilismo en las posturas de ambos países, que no piensan dar su brazo a torcer por el momento, dificulta la posibilidad de consensuar un texto marco que pueda ser aprobado mañana por los jefes de Estado y de Gobierno.

España, principal perjudicada

La «guerra de divisas» que sacude los mercados está perjudicando sobremanera a nuestro país, que sin la posibilidad de nuevos planes de estímulo por el déficit acumulado, depende en buena medida de las exportaciones para salir de la crisis económica.

Los negociadores de los países que acuden al G20, los llamados «sherpas», trabajan frenéticamente para tratar de consensuar un texto en medio de un clima cada vez más tenso. Las reuniones están siendo acaloradas y en alguna ocasión, lejos de llegar a un acuerdo, han terminado a gritos.


3 Puntos críticos
1/ División monetaria
La cumbre del G20 comienza hoy marcada por el acalorado debate sobre las políticas monetarias. Por el momento China y EE UU no parecen dispuestas a ceder en sus posiciones, a fin de elevar su competitividad exportadora.
2/ Balanza comercial
La división en torno a los desequilibrios en los balances comerciales exteriores será también un importante foco de tensión. El superávit comercial chino y el déficit de EE UU marcarán la reunión de la capital surcoreana.
3/ España, la víctima
Nuestro país, como el resto de miembros del euro, es la gran víctima de la «guerra de divisas», ya que depende de las exportaciones para salir de la crisis, y de momento se encuentra atrapado entre las maniobras de EE UU y China.