Bélgica

El mito del cordón umbilical

La noticia saltó hace unos días. Una niña gaditana de cuatro años se estaba recuperando de forma satisfactoria de un raro tipo de tumor cerebral.

Los avances en esta materia todavía son escasos. Abajo, los Príncipes, que optaron por congelar las células madre del cordón de las Infantas
Los avances en esta materia todavía son escasos. Abajo, los Príncipes, que optaron por congelar las células madre del cordón de las Infantaslarazon

El suceso, aunque esperanzador, no tendría mayor trascendencia mediática si no fuese porque Alba recibió un trasplante de células madre de su propio cordón umbilical. Se trataba del primer caso conocido en nuestro país de alguien que había recibido un trasplante de sus propias células para combatir esta enfermedad, pues la inmensa mayoría de estas intervenciones se realiza con células ajenas procedentes de bancos públicos.

Al nacer, sus padres acudieron a la empresa Crio-Cord, un banco español privado de conservación de células madre que congela la sangre del cordón umbilical durante 20 años por 1.650 euros. Según los padres, es una especie de «seguro de vida». Tras ser diagnosticada, con dos años, de un meduloblastoma de grado cuatro, se procedió a extirpar la mayor parte del tumor y se inició un tratamiento de quimioterapia para reducir el tumor restante.

Sin mérito
Este último tratamiento, además de eliminar las células tumorales, destruyó el sistema sanguíneo de Alba. Fue entonces cuando se procedió al trasplante de las células madre de su cordón umbilical en el Hospital Niño Jesús de Madrid. Las células viajaron desde Bélgica y Holanda. Catorce meses después, la niña disfruta de una vida normal. El problema radica en que el mérito no es del trasplante, pues también se hubiese salvado con otro tipo de tratamiento como el uso de las células de la sangre periférica, el procedimiento estándar.

Además, los casos en los que se puede usar el propio cordón se cuentan con los dedos de las manos en todo el mundo. Por ello, los expertos dudan de la conveniencia de acudir a bancos privados que garantizan el uso de las células sólo por parte del donante, caros y casi nunca efectivos. No es raro que los padres que no guardaron el cordón se sientan culpables cuando sus hijos caen enfermos. Pero deben saber que aunque no lo hayan hecho, podrán ser tratados igualmente con el mismo resultado.

En España existen siete bancos públicos que pueden ser usados por cualquiera que sea compatible y que en la actualidad almacenan 47.706 unidades de sangre de cordón umbilical, lo que supone un incremento del 14 por ciento respecto al año anterior. La cifra nos sitúa en el tercer puesto del ranking mundial. Según la Organización Nacional de Trasplantes, en el mundo se han practicado unas 15.000 operaciones con cordones ajenos procedentes de bancos públicos, mientras que la cifra de intervenciones con el propio cordón es ínfima.

La mayoría de las enfermedades de la infancia contienen un componente genético que hace inservibles estas células para el propio donante y resulta necesario recurrir a muestras ajenas de bancos públicos. Noticias como la decisión de los Príncipes de Asturias de congelar las células madre procedentes del cordón umbilical de las Infantas generan un «efecto llamada» en la población. Pero en la práctica, y según los expertos, carece prácticamente de utilidad.